Jornada MUndial de Oración por el Cuidado de la Creación (6-9-2015).

JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

      Queridos hermanos en el Señor:  Os deseo gracia y paz.

      Hemos comenzado el mes de septiembre con la “Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación”, instituida por el Papa Francisco para que cada creyente y cada comunidad tengamos “una valiosa oportunidad de renovar la adhesión personal a la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro cuidado, invocando su ayuda para la protección de la creación y su misericordia por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos”.  

     El Santo Padre ha querido que “esta celebración anual sea un momento intenso de oración, reflexión, conversión y asunción de estilos de vida coherentes”.  

      Algunos de vosotros habéis dedicado parte de vuestro tiempo, durante estos meses, a leer la encíclica “Laudato si`” sobre el cuidado de la casa común. Un texto lleno de sugerencias y de compromisos que nos animan a revisar nuestra relación con “la hermana nuestra madre tierra” (LS 1).   Especialmente en el capítulo segundo, titulado “El evangelio de la creación”, se destaca que las convicciones de fe ofrecen grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles.  Las narraciones bíblicas sobre la creación sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente relacionadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra.  Dios ha encomendado al ser humano un vínculo de reciprocidad responsable con la creación. “El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara” (Gn 2,15). Hay una exigencia de labrar, arar, trabajar, pero también de proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar y cultivar.      

        La tierra es del Señor y, según afirma el Papa Francisco, “cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y de garantizar la continuidad de su fertilidad para las generaciones futuras” (LS 67).      

        El término “creación” es más expresivo que el de “naturaleza”. Hablar de “creación” tiene que ver con “un proyecto de amor donde cada criatura tiene un valor y un significado” (LS 76).       

       La encíclica “Laudato si`” recuerda que “todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios” (LS 84).      

       Especialmente en la época estival, muchas personas habrán podido reconocerse en estas palabras del Papa: “Quien ha crecido entre los montes, o quien de niño se sentaba junto al arroyo a beber, o quien jugaba en una plaza de su barrio, cuando vuelve a esos lugares, se siente llamado a recuperar su propia identidad” (LS 84).      

      Al contemplar la belleza y la armonía de todo lo creado, encontramos en todo lo que nos rodea un resplandor de la luz divina. “Cuando tomamos conciencia del reflejo de Dios que hay en todo lo que existe, el corazón experimenta el deseo de adorar al Señor por todas sus criaturas y junto con ellas” (LS 87).

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.

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