La Iglesia como Noticia y las noticias de la Iglesia (22-11-2015).

LA IGLESIA COMO NOTICIA Y LAS NOTICIAS DE LA IGLESIA

      Queridos hermanos en el Señor:  Os deseo gracia y paz.

      La sociedad reclama el derecho a una información veraz, contrastada, rigurosa, digna de crédito, transmitida con respeto e imparcialidad.  Se suele definir “noticia” como “contenido de una comunicación antes desconocida”. La comunicación es una transmisión en la que se traslada un mensaje entre un emisor y un receptor a través de un código común.   

     En la Iglesia, gran parte de la fuerza de la comunicación se pierde porque no existe un código común con los interlocutores, ni en el lenguaje, ni en la oportunidad, ni en la secuencia, ni en la frecuencia. Aunque es preciso reconocer el enorme esfuerzo realizado por la Iglesia por conocer los diferentes códigos (bíblico, litúrgico, catequético, teológico, narrativo, poético, estético, simbólico, musical, audiovisual, cinematográfico, redes sociales, etc.) sigue habiendo una fractura, una distancia.      

       Hablar de algo “antes desconocido” destaca el elemento de novedad y la frecuencia o la reiteración quitan mordiente a la noticia, que se vuelve costumbre, hábito, algo ya sabido. En realidad, no podemos dar por supuesto que nuestros interlocutores conocen lo que decimos o hacemos, pero es difícil superar el prejuicio de lo ya visto.  En demasiadas ocasiones, la Iglesia no suele ser noticia más que en los casos es que es “mala noticia”; es decir, en las especiales circunstancias en las que se divulgan sus aspectos menos nobles y su perfil menos agradable.      

       La Iglesia comunica una gran noticia, la auténtica buena noticia, el evangelio que se condensa en la persona de Jesucristo. Él es la buena noticia en persona. Él es el evangelio hecho vida. Y es Él quien invita a cada cristiano a ser, como la Virgen María, “evangelio vivido”.      

       A algunos las noticias de la Iglesia les parecen meras informaciones sobre actividades, calendarios y eventos. Pero hay una realidad más profunda, cuajada de procesos, nutrida de itinerarios que conciernen al núcleo de las personas. Allí se encuentra el manantial de donde brota una nueva red de relaciones interpersonales que configuran el estilo de la familia, de las asociaciones y grupos, de la comunidad eclesial y de la sociedad en su conjunto.      

      Sobre el fundamento de Jesucristo se va ensamblando el edificio de la Iglesia, integrado por piedras vivas, las personas que dan su asentimiento libre a la llamada del Señor y viven, desde su compromiso bautismal, su peculiar vocación de seguimiento que se realiza en la misión eclesial.      

      El mensaje que la Iglesia intenta comunicar responde a las inquietudes más profundas de cualquier ser humano. Es respuesta a los interrogantes más decisivos. La Iglesia existe para evangelizar, para dar a conocer la más gozosa noticia, para comunicar el mensaje más novedoso. Un mensaje que tiene su centro en la persona de Jesucristo.      

       El Papa Francisco es un excelente comunicador porque, a través de un lenguaje inteligible y de unos signos auténticos, nos aproxima a Jesucristo y nos lo presenta cercano y creíble.       

       La Iglesia será buena noticia, aunque no se divulgue, ni se aplauda, ni se reconozca, cuanto más se acerque al evangelio y cuanto más consiga ser transparencia de la persona de Jesucristo y de su propuesta de vida.     

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.

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