Gracias a los pequeños misioneros. (24-1-2016)

GRACIAS A LOS PEQUEÑOS MISIONEROS

        Queridos hermanos en el Señor:      

        Os deseo gracia y paz.            

        La Infancia Misionera celebra su Jornada anual el 24 de enero. ¿Puede un niño ser misionero? La respuesta es claramente afirmativa. Por tres motivos.      

        1) Los niños tienen una especial sensibilidad para captar las necesidades de otros niños. Ven imágenes o fotografías de quienes tienen su misma edad, viven en países pobres y carecen de lo más necesario: afecto, vivienda, sanidad, agua potable, alimento, vestido, escuela, pupitre, libros, cuadernos, lápices y hasta balones de fútbol. Se preguntan por las razones profundas de tantos desequilibrios e injusticias.       

        2) Los niños tienen un corazón grande. Un corazón que ve dónde hay una necesidad y desea actuar en consecuencia. Un corazón que desea moverse, poner algo de su parte para amortiguar el sufrimiento. Un corazón abierto, universal. Un corazón solidario, misionero. Un corazón donde ocupa un lugar la persona de Jesús, que fue niño y no rechazó el contacto con los niños, sino que los puso como ejemplo de quienes pueden entrar en el Reino de Dios.      

       3) Los niños tienen un espíritu generoso que se manifiesta en su buena disposición para compartir. Tienen capacidad de renuncia. Poseen una predisposición para superar los prejuicios de cultura, de raza o de religión.      

        No podemos olvidar que los niños también participan de las cualidades y defectos de la sociedad adulta. Los rasgos peculiares que viven en la familia; los valores que reciben en la escuela; las informaciones de los medios de comunicación social, especialmente el impacto de  la televisión; los contenidos de la música que escuchan; la influencia del grupo de amigos; el reflejo de lo que les aporta la clase de Religión o la catequesis parroquial, todo ello va configurando un modo de ser, de estar y de vivir. En este conglomerado hay luces y sombras. Pero hay un peculiar destello de luz en los ojos de los niños, en su entrañable mirada.      

       Las colectas realizadas anualmente en las parroquias y colegios reflejan una capacidad de sintonía afectiva y efectiva con los niños más vulnerables.      

       Como consecuencia de la generosidad de los niños españoles, en el año 2015, con los donativos que se recogieron en 2014, se pudieron atender 385 proyectos de educación, evangelización, salud y vida, en 37 países, para atender a 245.393 niños, por un importe total de 2.733.972,39 euros.       Después de Alemania, los niños españoles ocupan el segundo lugar en la colaboración con Infancia Misionera.      

      El lema de la campaña de este año es muy sencillo y significativo: “Gracias”. Los niños saben expresar espontáneamente gratitud.      

      Además, es de justicia decirles “gracias” a ellos por su trabajo realizado a lo largo de todo el año, por ser realmente “pequeños misioneros”, por sentirse miembros activos de la gran familia de la Iglesia, que es por naturaleza misionera, por formar parte de Infancia Misionera, una iniciativa consolidada y reconocida.            

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.

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