Cuaresma del Año de la Misericordia (7-2-2016)

CUARESMA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA

Queridos hermanos en el Señor:      

Os deseo gracia y paz.            

En el número 17 de la Bula “Misericordiae vultus”, el Papa Francisco nos invita a vivir la Cuaresma del Año de la Misericordia “con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios”. Nos recuerda que hay muchas páginas de la Sagrada Escritura que podemos meditar en las semanas de Cuaresma para redescubrir el rostro misericordioso del Padre.      

El Santo Padre nos exhorta a poner en el centro el sacramento de la Reconciliación “porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia”, que será “para cada penitente fuente de verdadera paz interior”.      

A los confesores, que hemos recibido el don del Espíritu Santo para el perdón de los pecados, el Papa nos dice que no somos dueños del Sacramento, sino fieles servidores del perdón de Dios. Puesto que ser confesores no se improvisa, llegamos a serlo “cuando, ante todo, nos hacemos nosotros penitentes en busca de perdón”.      

Añade: “ser confesores significa participar de la misma misión de Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y que salva”.      

Los confesores debemos acoger a los fieles como el padre de la parábola del hijo pródigo. Estamos llamados a “abrazar a ese hijo arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado”.      

Además, no hemos de cansarnos de “salir al encuentro también del otro hijo que se quedó afuera, incapaz de alegrarse, para explicarle que su juicio severo es injusto y no tiene ningún sentido delante de la misericordia del Padre que no conoce confines”.      

Los confesores “no harán preguntas impertinentes”, sino que “serán capaces de percibir en el corazón de cada penitente la invocación de ayuda y la súplica de perdón”.      

El Santo Padre concluye este número 17 diciendo: “los confesores están llamados a ser siempre, en todas partes, en cada situación y a pesar de todo, el signo del primado de la misericordia”.      

En el número 18 de “Misericordiae vultus” el Papa presenta su intención de enviar durante la Cuaresma de este Año Santo a los “Misioneros de la Misericordia”, que serán “un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe”.      

Se trata de sacerdotes con cuatro características:      

1) El Papa les dará “autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica, para que se haga evidente la amplitud de su mandato”.      

2) “Serán, sobre todo, signo vivo de cómo el Padre acoge a cuantos están buscando su perdón”.      

3) “Serán misioneros de la misericordia porque serán los artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico en responsabilidad, para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo”.        

4) “Se dejarán conducir en su misión por las palabras del Apóstol: "Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos" (Rom 11,32)”.             

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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