Carta a los niños de catequesis (23-92018)

CARTA A LOS NIÑOS DE CATEQUESIS
     
      Queridos niños:
 
      El verano ha sido divertido y ha pasado rápido. Han sido días de bicicleta, de piscina, de juegos en la calle y en casa, de excursiones con los papás, los abuelos y los amigos. También ha habido tiempo para leer un poco y para hacer algunos ejercicios escolares. En estos meses habéis crecido y ahora tenéis que estrenar ropa nueva.
      Algunos comenzáis este año la catequesis. Habéis oído hablar de catequesis a vuestros hermanos mayores, a vuestros primos, a vuestros compañeros de clase o a vuestros vecinos.
      Otros tenéis más cerca la Primera Comunión y en el curso pasado conocisteis a vuestros catequistas y compañeros de catequesis. Tenéis mucha ilusión y queréis estar bien preparados.
      Es muy importante que vayáis a Misa cada domingo. Cuando un coche no tiene gasolina no puede funcionar. Cuando no comemos, no tenemos fuerzas para jugar, cantar, estudiar, hacer deporte o salir de paseo. Necesitamos escuchar cada semana lo que Jesús nos dice. Necesitamos rezar con otras personas que también son amigas de Jesús. Necesitamos ir aprendiendo los gestos que hacemos en Misa: cuándo tenemos que levantarnos, cuándo nos podemos sentar y cuándo conviene estar en silencio de rodillas. Necesitamos conocer nuevas canciones y rezar en voz alta. Necesitamos pedir por los niños que no tienen casa, ni escuela, ni libros, ni vestidos, ni comida. En la Eucaristía pedimos para que haya paz y amor entre las personas. También pedimos perdón por las cosas que no hacemos bien.
       En la Eucaristía escuchamos la Palabra de Dios. Cada día oímos muchas palabras: en el colegio, en casa, en la televisión, en la radio. Pero hay una palabra muy especial. Es la que nos dirige Dios y que podemos leer en la Biblia. Dios nos habla de pastores y ovejas, de semillas que dan fruto, de padres e hijos, de panes y peces, de lagos y barcas y de otras muchas cosas. Dios es nuestro Padre, nos quiere mucho y cuida de nosotros.
       Cuando vamos a la Eucaristía los domingos, nos juntamos con otras personas con las que formamos una familia muy grande, que se llama Iglesia. Una familia formada por muchas personas que hablan distintas lenguas, que viven en muchos lugares diferentes, pero que tienen la misma fe.
      Hacer la primera Comunión es comer a Jesús a besos. Jesús quiere llegar a vuestros corazones. Quiere vivir dentro de vosotros para que nunca os sintáis solos. Y él os da fuerzas para crecer y para ser más amigos suyos.
      Las oraciones que aprendéis os ayudan a hablar con Jesús y con su Madre, la Virgen María. Llegará un día en que las sabréis de memoria, comprendiendo bien todas las palabras, pero lo importante es que las digáis desde el corazón. Las oraciones llegan hasta el cielo y Dios escucha siempre.
      El catecismo no es solamente un libro, sino que es un tesoro. Hay dibujos, fotografías, colores. Seguro que os gusta. Lo iréis leyendo cada semana. Y podéis preguntar en casa a vuestros padres y abuelos las cosas que no entendéis.
      Haréis actividades muy bonitas y divertidas: responder preguntas, colorear dibujos, rellenar fichas, aprender canciones, participar en juegos. Os gustan las pinturas y dibujáis muy bien. Os movéis muy rápido y os gusta saltar y correr. Y también sabéis escribir despacio, con buena letra, sin manchar el papel.
      A vuestro lado estarán los catequistas. Tienen mucha paciencia y son muy generosos. Compartirán su tiempo con vosotros. Con ellos la catequesis será una gran aventura.
      No olvidéis que Jesús os quiere mucho.
 
      Recibid un saludo.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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