Palabras de D. Jesús Sanz en la Toma de Posesión de D. Julián Ruiz, el 6-3-2011.

PALABRAS DE ACOGIDA EN LA TOMA DE POSESIÓN DE LA DIÓCESIS DE JACA DE
MONS. JULIÁN RUIZ MARTORELL
    
     Excmo. Sr. Nuncio Apostólico, Excmos. Sres. Arzobispos y Obispos, Hermanos Sacerdotes, Diáconos, Excmas. Autoridades locales y autonómicas, Seminaristas, miembros de Vida Consagrada, Fieles cristianos laicos. Paz y Bien.
    
     Qué admirable es tu nombre en toda la tierra, todo lo revestiste de belleza y de bondad. Esta exclamación que aparece en boca del salmista bíblico, resulta adecuada en esta tarde cuando nos hemos puesto en camino, para venir presurosos a estas montañas de alturas y valles, en donde se alza la catedral de Jaca.
     Querido D. Julián, buen hermano, ayer en Huesca te acompañamos en tu consagración episcopal y en la toma de posesión de esa querida Diócesis hermana. Hoy estamos aquí contigo en tu entrada oficial de la Diócesis de Jaca en cuya sede dentro de unos instantes te sentarás. Como te dije ayer allí, Huesca y Jaca son dos diócesis de larga andadura y de historia muy rica y fecunda, que también a ti la Madre Iglesia te confía simultáneamente, unidas en tu persona y conservando su propia autonomía. No es sencilla la labor en este doblete ni para ti ni para las dos Diócesis, y esta fórmula compleja te exigirá entrega generosa y a tus fieles comprensión y paciencia. Pido al Señor que te dé fortaleza en el empeño y los hermanos que pastorearás colaboren contigo lealmente como estoy seguro que harán.
     Jaca es extensa y variada en sus paisajes, y la idiosincrasia montañesa o la de nuestros llanos y valles, marcan también un modo de ser de nuestras gentes. Cuando esta mañana iniciaba el descenso del puerto de Monrepós hacia la Jacetania una vez más se abrió ante mis ojos el espectáculo lleno de belleza de estas montañas que nos presiden con sus alturas nevadas. A diferencia de cuando hace siete años hice por primera vez este viaje, no era ya la curiosidad por descubrir tantos encantos naturales o la de adentrarme en las maravillas artísticas que el paso de los siglos ha ido engalanado de fe y de talento las iglesias de nuestro mejor románico. Ya conocía el paisanaje y el paisaje, y por eso bajaba cantando agradecido por lo mucho bueno y hermoso que en estos años aquí he vivido.
     También tú podrás vivir con los hermanos lo que las cuatro estaciones del año nos dan con su particular secreto y encanto: momentos de invierno con fríos helados, momentos de primavera donde asombrarse por la explosión de la vida, momentos de verano donde holgar en la placidez del estío, y momentos otoñales donde la luz y sus sombras se hacen humildes y amables. Así sucede no sólo con nuestras montañas y valles, sino también en la relación con las personas, en los altibajos de nuestras relaciones, pero que resulta gracia agradecida cuando hemos aprendido de cada estación su secreto y hemos hecho nuestro su mensaje.
     Tienes buenos curas en Jaca, que aunque su número escaso impone esfuerzo y despliegue de entrega, encontrarás sacerdotes que como colaboradores generosos acompañarán la compañía que tú deberás ofrecerles en el servicio pastoral a nuestra gente. Los seminaristas son un don para nosotros, que hemos de cuidar y pedir que se acreciente. Es hermoso poder compartir Huesca y Jaca la formación del Seminario. Que el Señor lo bendiga siempre.
     Las comunidades religiosas son también un regalo para esta Diócesis, con sus carismas que desde la contemplación de nuestras monjas benedictinas, a la labor evangelizadora en la educación, la sanidad, la geriatría o la pastoral rural, son una bendición para nuestro Pueblo de Dios. Igualmente los laicos tienen aquí su compromiso responsable en la catequesis, la pastoral familiar, la acción social con los más necesitados. Con todos ellos, sacerdotes, consagrados y laicos, recorrerás un camino apasionante, en el que ir poniendo nombre a los retos presentes, dando gracias por las cosas que marchan bien orientadas, y con la ayuda de Dios y los hermanos abriendo cauces creativos para tantas cosas aún sin escribir.
     Te digo también aquí, querido D. Julián, que la leal colaboración con las instituciones públicas y con nuestros gobernantes es fluida y encontrarás en ellos acogida y buen entendimiento a la hora de ayudarnos en el servicio común a nuestra sociedad desde el respeto de nuestros ámbitos correspondientes.
     Al dar la bienvenida como nuevo Obispo de Jaca a D. Julián, me despido también de este querido Pueblo, de todos vosotros amigos y hermanos con un hasta luego bendito. Lleno de la gratitud por tanto y tantos que inmerecidamente me han ayudado, me han comprendido e incluso perdonado cuando yo no he llegado a tiempo o cuando acaso en el intento me he pasado o no he podido. Hay nombres tan queridos como inolvidables que quedan en mi alma con rostro de hermano y la complicidad del amigo. Quiero tener un recuerdo agradecido a quienes han sido mis dos vicarios generales: D. Fernando Jordán y en este año intenso y especial D. Fernando Jarne. Como dije al marchar a Asturias, de nuevo lo repito parafraseando al poeta gaditano: porque no nos separemos, llevadme en vuestro corazón, porque yo en mi corazón os llevo.
  Querido D. Julián, ya concluyo. Desde que llegué a esta hermosa tierra siempre quedé gratamente conmovido por una belleza natural con la que Dios ha querido dibujarnos parte de su encanto interior plasmándolo en nuestros valles pirenaicos con sus cumbres altivas, o en la dulzura de nuestras llanuras cincovillesas salpicadas de altozanos. Pero no sólo es esta hermosura natural que tiene como autor directo a Dios su creador, sino también la que está presente en tantas de nuestras bellísimas iglesias y ermitas, me han despertado desde el principio la admiración y la gratitud. Y lo más hermoso y querido, nuestra gente. Estando como estamos en el comienzo del Camino de Santiago, deseo que con el Pueblo que Dios te confía puedas ser peregrino de la vida, esa que tiene meta y destino, junto al Señor que se ha hecho para nosotros caminante a nuestro lado siendo como es Él el mismo camino.
     Cuenta conmigo como hermano y como amigo. Te dejo en buenas manos y me da alegría saber que esta Diócesis está en tus manos de Obispo. No tengas miedo. Dios siempre sabe lo que hace. Que nuestra Señora en sus advocaciones de Monlora, Iguacel, Valentuñana y tantas otras y Santa Orosia te bendigan y te guarden.

    
     + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
     Arzobispo de Oviedo
     Administrador Apostólico de Jaca
    
    
     Domingo, 6 de marzo de 2011

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