Comentario evangélico. Domingo 4º Adviento, ciclo B.

Lo imposible

Mujer llena de fe

     Dios da el primer paso, siempre es así. Mandó a su ángel Gabriel a esa pequeña aldea de Galilea, a Nazaret, para que le comunicara a María que había sido elegida por Dios para la misión más grande imaginable, ser la madre de su Hijo. Los detalles menores no importan, el texto no describe el momento del día o el lugar de esta escena. Importa que lo imposible se va a hacer posible. Que la grandeza de Dios se deje albergar en el seno de una mujer. Que una mujer joven, una muchacha, vaya a ser la madre del hijo de Dios. María es la protagonista de la escena en la medida que ella es la destinataria de esta misión sin igual, pero el texto apenas nos habla de María. De ella nos cuenta su reacción de estupor ante el saludo del ángel, cosa perfectamente comprensible. Y después escuchamos la pregunta que María formula al ángel y al final, sin mediar ya más dudas u objeciones, escuchamos la absoluta entrega de María a los planes de Dios. Sí, estas pocas palabras de María nos la presentan como una mujer modelo de fe. Una mujer llena de confianza en Dios. Dijo sí aun –a buen seguro- no teniendo claros todos los interrogantes que llevaría en su corazón.

Dios se ha fijado en María

      Quien más veces habla y de forma más extensa es el ángel, es decir, Dios mismo. Fijémonos en algunas claves de sus palabras: la alegría, es lo primero que oímos apenas habla el ángel. Sí María, alégrate porque quien cree no puede estar triste siempre. Sí, alegrémonos también nosotros porque Dios también pronuncia esta palabra sobre nosotros. Alégrate María porque Dios está contigo, se ha fijado en Ti, te ha bendecido, te ha mirado con su misericordia María y te ha elegido. Sí, María has encontrado gracia ante Dios.

Dios se fija también en Ti

       María fue una mujer única, irrepetible. Nadie va a volver a ser elegido para una misión como la de María. Por eso hoy celebramos y damos gracias a Dios por esta mujer tan sencilla y llena de fe. Pero no debemos dejar de sentirnos también nosotros mirados por Dios. También nuestro Padre nos ha elegido para una misión, nos ha mirado y nos mira con su misericordia y nos bendice cada día. Antes de que pensemos en Él, Dios nos da toda su gracia. No deberíamos dejar de corresponder ese amor. Tenemos el ejemplo de María. Nuestras sombras, nuestros problemas, nuestras dificultades Dios las puede iluminar, solucionar y allanar. Sí, solo Dios puede hacer posible lo imposible. Es cuestión de fe.

      ¡Muy feliz Navidad a todos!

Rubén Ruiz Silleras

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