Comentario evangélico. Domingo 1º Cuaresma, ciclo B.

¿Quién quieres ser?

Situación:

El evangelio de hoy relata una curación de Jesús a un paralítico, pero no solo eso. Al aparecer distintos personajes en la narración os propongo hoy que pongamos nuestra mirada sobre cada uno de ellos y al final nos preguntemos qué nos quiere decir el Señor con esta Palabra.

El paralítico:

Parece que es el personaje principal, él es curado y esa curación va a producir el altercado entre los escribas y Jesús. Sin embargo este paralítico no abre la boca en toda la escena, lo cual no significa que fuera mudo. A buen seguro tendría un mundo de sentimientos en su corazón, a buen seguro fue él quien pidió a sus amigos que le condujeran hasta Jesús y a buen seguro al final de su curación también él se sumaría a la alabanza a Dios. ¿Cómo no dar gracias a Dios cuando ha hecho obras grandes en tu vida?

Amigos del paralítico:

Tampoco sabemos mucho de ellos, aparecen en la escena y enseguida desaparecen. Pero hay algo que no podemos pasar por alto. Para llevar a su amigo hasta Jesús no tuvieron reparo en superar ninguna dificultad. No se rindieron. No es lección pequeña luchar por superar las dificultades.

Los escribas:

Estos sí que encarnan acciones negativas. Viendo cómo Jesús perdonaba los pecados al paralítico, le juzgan en su interior. Y cuando Jesús percibe esa actitud y les pregunta ellos callan. No son capaces de entender que Jesús está haciendo una obra buena con un hombre necesitado, tienen su corazón endurecido. Y nuestro corazón, ¿cómo está de críticas, de juicios?

Jesús:

Empieza la narración diciéndonos que Jesús proponía la Palabra. Le acercan a un hombre paralítico. Jesús primero le perdona los pecados, hay que liberarle del peso mayor. Luego ante la actitud de los escribas quiere dejar claro que su palabra tiene autoridad porque viene de Dios y que Él puede hacer lo que la Ley de los escribas era incapaz: perdonar los pecados y hacer que un paralítico ande.

La gente:

Aquellos que contemplan esta escena, se nos dice al final que quedaron “atónitos y daban gloria a Dios”. Han visto con sus propios ojos. Por un lado la actitud mezquina de los escribas, por otro lado la actitud religiosa de Jesús y ellos han decidido quién había actuado mejor. Por eso dan gloria a Dios. Nunca se ha visto que alguien pueda perdonar los pecados y permitir que un paralítico ande. Solo Dios es capaz de hacer esto.

Desenlace.

Quizá tengamos que ser como los amigos del paralítico, que ninguna dificultad nos asuste para llegar hasta Jesús. Quizá como el propio paralítico y presentarnos ante Jesús para suplicarle que nos limpie de nuestros pecados y que lo demás que necesitemos nos lo dé por añadidura. Quizá como la gente que se quedó admirada ante el actuar de Jesús. Quizá un poco de los tres. Elijamos cada uno quién queremos ser.

Rubén Ruiz Silleras

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