Comentario evangélico. Cristo Rey, ciclo B.

Es un reino distinto, es un rey distinto

Un reino pacífico y de verdad

      Pilato no tenía que tener ningún miedo porque Jesús no era ningún competidor del César. Tampoco el Señor quería amenazar el puesto de Pilato como prefecto de Judea. Jesús intenta explicarle a Pilato que sí, que es rey, pero que su reinado es diametralmente opuesto a cualquier reinado humano. Como él mismo  dice en una de sus respuestas: “Mi reino no es de este mundo”. Si su reino fuera al modo humano, Jesús dispondría de legiones enteras de soldados que habrían impedido que una maltrecha patrulla de soldados le hubiera detenido en el huerto de los olivos. Los reinados humanos se caracterizan por la superioridad militar, por el uso de la fuerza... El reino de Jesús utiliza “otras fuerzas”.

Pilato sólo piensa en su propia Seguridad

      El gobernador tiene delante de sí mismo al Salvador del mundo, pero sólo está pensando en sí mismo, en que este “asunto” de Jesús no le cause problemas de orden público en la ciudad. Por eso, le repite la pregunta, solo necesita que Jesús le confirme lo que él está deseando oír: “Conque, ¿tú eres rey?”. Jesús sabe que no le está entendiendo pero responde afirmativamente. Como rey ha venido al mundo para ser testigo de la verdad, la Verdad con mayúscula que es Dios mismo. Al final del evangelio Jesús mismo nos da la clave de por qué Pilato (y tantos otros) no le entendió. Solo el que está de parte de la Verdad puede escuchar y comprender a Jesús.

Usar las armas de este Rey

     En Jesucristo, rey del Universo, ya ha llegado a nosotros el Reino de Dios.  Es verdad que no en su realización definitiva, pero sí con toda su fuerza. No es cuestión de seguir esperando para ver qué podemos hacer cada uno de nosotros en la construcción de este reino. Es hora de actuar y hacerlo con las “armas” de este rey: la paz, la verdad, la justicia, la misericordia, el amor… todo lo que Jesús nos ha enseñado. Y sí, no debemos olvidar que antes de “hacer” debemos escuchar, escuchar la voz de Jesús, escuchar su Palabra… El reino de Dios no es ninguna utopía. Este Reino se construye también con los pequeños y silenciosos signos. Sí, aliviar un poco el dolor de esa persona que conozco y que está sufriendo también es una forma de trabajar por el Reino. Este año nuevo cristiano que vamos a estrenar el domingo próximo es una ocasión estupenda para que cada uno formulemos compromisos concretos que nos impliquen en la construcción de este Reino de Cristo. Es mucho lo que queda por hacer. Es apasionante la tarea.

Rubén Ruiz Silleras

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