Comentario al evangelio. Domingo 3º Ordinario, ciclo A

 

La Palabra de Dios

Deseo explícito del papa Francisco

     Hoy celebramos el III Domingo del Tiempo Ordinario que el papa Francisco ha instituido para que “esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios” (Aperuit Illis nº 3). Nos unimos con gozo a esta iniciativa del Papa y desde aquí seguiremos, domingo a domingo,con humildad y sencillez, intentando que esta Palabra de Dios ilumine nuestras vidas y nos empuje siempre a remar mar a dentro, confiados siempre en la palabra del Señor Jesús.

En el lugar donde no se le esperaba, allí empezó todo

      Tras el arresto de Juan Jesús marchó a Galilea, esa región que en otro tiempo el profeta Isaías denominó “Galilea de los gentiles”. El dato no es solo geográfico, está cargado de un sentido teológico precioso. Galilea era la región más alejada del centro político y religioso de Israel, Jerusalén. Los galileos eran gente humilde, pobre y en otro tiempo se habían dejado contaminar por los ídolos y cultos paganos de los pueblos circunvecinos. Y va a ser allí, en Galilea, donde Jesús va a empezar su predicación. Desde la región más olvidada, desde el lugar donde menos se le esperaba, desde la periferia, desde allí empezó a alumbrar la Luz.

Dejarse cautivar por Jesús

     La primera palabra de Jesús va a ser una invitación a la conversión. Sí, convertirnos porque alguien tan grande, Dios nuestro Creador, merece que le ofrezcamos lo mejor de lo que seamos capaces. Si queremos al Señor, cada día tendremos que luchar por parecernos más a él, por abandonar todo lo malo y abrazar la senda del bien.

Dios te llama en tu Galilea particular

      Allí en torno al lago, en medio de las ocupaciones cotidianas de la gente, allí se hizo presente el Señor. De alguna manera así también Dios se quiere hacer presente: en nuestra Galilea particular, en nuestra vida cotidiana. ¡Claro que Dios se puede hacer presente (y lo hace) en los momentos especiales y extraordinarios de nuestra vida!, pero la mayor parte de nuestra vida transcurre en el tiempo ordinario: el trabajo, la familia... ahí es donde Cristo quiere ser luz para nuestras vidas. Les pasó a Pedro y Andrés y a Santiago y Juan. Jesús les llamó mientras estaban con sus redes. Es hermoso que Jesús pusiera sus ojos en estos cuatro sencillos pescadores. Pero también es hermosa su respuesta. A las dos llamadas los pescadores respondieron “inmediatamente” dice el evangelista. ¿Cómo es que no dudaron? ¿Cómo es que no le preguntaron a Jesús cuáles iban a ser sus condiciones si le seguían? ¿Por qué lo dejaron todo y le siguieron sin más? La palabra y la presencia de Jesús cautivaron el corazón y la voluntad de estos hombres. Dejarse cautivar por Jesús es una de las experiencias más bonitas de esta vida. ¡Gracias Señor, por querer contar con nosotros para extender tu luz!

Rubén Ruiz Silleras

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