Somos lo que tú nos ayudas a ser (7-11-2021)

SOMOS LO QUE TÚ NOS AYUDAS A SER

    Queridos hermanos en el Señor:
    Os deseo gracia y paz.

    Hemos celebrado el inicio de la fase diocesana del Proceso sinodal. Tenemos experiencia de “caminar juntos”, sabemos lo que esto significa, cuáles son nuestras realidades y cuáles nuestras posibilidades. Con el Día de la Iglesia Diocesana se afianza nuestra fraternidad, se refuerzan nuestros nexos de unión, se consolidan nuestras relaciones.
    Nuestra experiencia más directa nos vincula a realidades cercanas: la parroquia, el movimiento, la cofradía, la hermandad, la asociación, el grupo de oración, el colegio, etc. Además, en nuestra vida y misión no estamos solos, porque formamos parte activa de la Diócesis. Caminamos junto a muchas personas que integran nuestra realidad diocesana, desde los que están cerca hasta los que viven más lejos de nosotros.
     No se trata de celebrar un día al año, sino “un día para todo el año”, de modo que se estrechen los vínculos de afecto y corresponsabilidad, se colabore en objetivos y acciones, se viva con mayor intensdidad y alegría todo lo que creemos, celebramos, vivimos y oramos en comunión fraterna.
    “Somos lo que tú nos ayudas a ser” es mucho más que un lema sugerente. Es fiel reflejo de la suma de voluntades, capacidades y esfuerzos que se ponen a disposición de los demás en la construcción de un presente y un futuro que conciernen a todos y que requieren de la ayuda de todos.
     Sabemos que los recursos económicos son necesarios para realizar las actividades que se construyen en colaboración. Hay momentos en que hay que afrontar dificultades que conciernen a la Diócesis en su conjunto. Y siempre es preciso que surja un destello de esperanza a través de los vínculos de una economía solidaria y corresponsable.
     La Diócesis reconoce, valora y agradece el esfuerzo de todas las personas que contribuís a su financiación. La colaboración se realiza con la generosa entrega de vuestras vidas, a través del sacrificio de vuestro trabajo o con la fraterna contribución de vuestro servicio voluntario. Muchas personas aportáis vuestras donaciones periódicas y un gran número recordáis a la Iglesia en la anual cita de la declaración de la renta.
     Cada aportación personal sigue siendo necesaria e imprescindible. Hay muchas iniciativas y proyectos que no se podrían desarrollar en beneficio de todos, especialmente de quienes son más vulnerables, sin contar con la colaboración de las personas de buena voluntad.
    ¡Muchas gracias por la expresión constante de vuestra generosidad!
    Seguimos necesitando vuestra ayuda, vuestra entrega y vuestra disponibilidad.

    Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca