Saludo a Nuestra Señora de la Victoria.
ACCIÓN DE GRACIAS Y SÚPLICA A LA VIRGEN DE LA VICTORIA
Cada año, el primer viernes de mayo, dirigimos nuestra mirada agradecida al Señor, por intercesión de Nuestra Señora de la Victoria.
Damos gracias al Señorporque nos hemos sentido acompañados en nuestro caminar peregrinante. Hemos encontrado luz en medio de nuestras inquietudes y preocupaciones, aliento para nuestro cansancio, esperanza cuando hemos experimentado abatimiento.
Tenemos muchos motivos para dar gracias porque hemos experimentado la maternal intercesión de la Virgen de la Victoria.
En la Virgen de la Victoria, Madre del silencio y de la escucha, encontramos el modelo perfecto de obediencia a la voluntad de Dios, en una vida sencilla y humilde, orientada a la búsqueda de lo que es verdaderamente esencial, capaz de dar siempre gracias al Señor reconociendo en cada acontecimiento un don de su bondad.
La mirada llena de agradecimiento nos hace valorar lo que hemos de comunicar generosamente. Porque también somos testigos y transmisores.
La propuesta de la Virgen María, icono del amor de Dios, es el amor a Dios y al prójimo. Sentir amor por Dios significa experimentar, en primer lugar,su amor envolvente e incondicional. Vivir personalmente envueltos en el amor eterno del Señor, que viene a vuestro encuentro. Y, desde el amor de Dios, vivir también el amor agradecido a Dios.
Este amor por Dios nos convierte en apasionados de la humanidad, de los hermanos. Y nos impulsa a compartir con ellos sus dolores y alegrías, sus fatigas y logros, sus incertidumbres y éxitos.Todo gesto de amor genuino, también el más pequeño e insignificante, contiene en sí un destello del misterio infinito de Dios.
Hemos de contemplar el amor desconcertante de Dios, alegrarnos con su alegría y tener plena confianza en Él, para poder amar como Él ama, saliendo de nosotros al encuentro de los preferidos de Dios, buscando a quienes Él busca y alegrándonos por lo que a Él le alegra: el gozoso reencuentro con los que menos pueden, los que menos tienen, los que menos saben.Ellos serán también nuestros preferidos.
Le pedimos a la Virgen de la Victoria que nos enseñe a mirar con atención alos hermanos, a hacernos cercanos, próximos, a compartir susinquietudes y proyectos, a sanar sus heridas, a sentir responsabilidad por el futuro común. Todo, hasta los más mínimos detalles, requiere una fuerza que no procede solamente de nuestras capacidades.
Para todo ello, seguimos necesitando el apoyo y la intercesión de la Virgen María.
Le pedimos a la Virgen delaVictoria que interceda por nuestras familias, para que sean hogares donde se vive el amor.
Le pedimos a la Virgen delaVictoriaque interceda para que el Señor nos conceda la lluvia necesaria para los cultivos, el ganado y las personas.
Le pedimos a la Virgen delaVictoriaque interceda para que el Señor nos dé un corazón generoso y solidario.
Le pedimos a la Virgen delaVictoriaque interceda para que, entre todos, sepamos construir una sociedad más justa, donde se reconozca la dignidad de todas las personas.
Le pedimos a la Virgen delaVictoriaque interceda para que haya trabajo digno y estable para todos.
Le pedimos a la Virgen de la Victoria para que se aprecie y valore la dignidad de la mujer y su función corresponsable en la sociedad.
A todos los que participáis en la Romería a la Virgen delaVictoriaos envío mi cordial saludo y mi bendición.
+ Julián Ruiz Martorell, Obispo de Jaca