Comentario al evangelio. Domingo 29º Ordinario, ciclo B.

1.– PREGUNTA DE LOS DISCIPULOS Y RESPUESTA NEGATIVA DE JESUS.
      La pregunta de los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan es inconcebible. Se realiza “camino de Jerusalén” donde Jesús les acaba de anunciar lo mucho que debe padecer antes de su muerte.  Y ellos, lejos de compadecerse, de estar más cerca que nunca de Jesús, de acompañarle con su cariño, sólo se preocupan de saber “quien va a ser el más importante de ellos”. Jesús les responde suavemente, diciendo que “no saben pedir”. Es lo menos que les puede decir. Agradecemos al evangelista Marcos que no haya suprimido la escena, que nos la haya contado. Así descubrimos la mezquindad de los apóstoles, su egoísmo, su afán de medrar y de ser importantes, es decir, todas esas miserias que anidan hoy día en nuestros viles y menesterosos corazones. La comunidad de Mateo se ha escandalizado de esta postura tan ruin de los apóstoles y la ha suavizado metiendo por medio a su madre (Mt. 20,20).  No nos extrañemos que, a muchas de nuestras interesadas peticiones, el Señor nos responda con un NO ROTUNDO.

2.– PREGUNTA DE JESUS Y RESPUESTA AFIRMATIVA DE LOS DISCIPULOS.
      Como ellos han manifestado que “no saben pedir”, ahora va a ser el propio Jesús el que formule la petición: ¿Podéis beber el trago amargo que yo he de beber?  Ellos, un tanto avergonzados, sin pensar mucho lo que decían, contestan: ¡PODEMOS!  Bonita palabra que debería aparecer siempre que uno quiere hacerse cristiano en el bautismo o afianzar su fe en el sacramento de la Confirmación. Ser cristiano es tener el coraje de decir sí a la vida, con sus limitaciones, sus sufrimientos, sus enfermedades, su muerte inexorable. Ser cristiano es vivir desviviéndose por los demás, hacer la vida un poco más grata a las personas que llevan una carga demasiado pesada. El cristiano no huye, no escapa de la vida, la afronta con todo realismo y “con mucho amor”.  Un servicio sin amor esclaviza. Y Dios nos quiere personas libres. Pero un servicio con amor nos hace libres, incluso nos hace felices. Después del lavatorio de los pies, donde Jesús cumple todo lo que ha dicho, hay una frase de Jesús maravillosa: «Y sabiendo como sabéis estas cosas, seréis felices si las cumplís” (Jn. 13,17). La felicidad no la promete Jesús a los que saben dar espléndidas lecciones, sino a aquellos que las ponen en práctica.

3.– ADVERTENCIA DE JESUS PARA TODOS LOS TIEMPOS: ENTRE VOSOTROS NO DEBE SER ASÍ.
     “Entre vosotros”. Jesús cuenta con todas las miserias humanas. “Sabe muy bien qué hay en el corazón de cada ser humano” (Jn. 2,24). Pero  espera que los suyos, los cristianos, seamos distintos.  Los cristianos no somos seres privilegiados en lo exterior: tenemos los mismos problemas, las mismas dificultades, las propias limitaciones del ser humano. Pero tenemos algo especial: las palabras de Jesús, la vida de Jesús, la fuerza de Jesús por la Resurrección, el Espíritu de Jesús. Nosotros no podemos tiranizar, humillar, despreciar, deshumanizar. Al contrario, tenemos una bonita misión: HUMANIZAR. Debemos ser “pescadores de hombres”. Debemos luchar para que el hombre se realice plenamente como hombre y la mujer como mujer. “Él ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en plenitud” (Jn. 10,10). 

Iglesia en Aragón