Comentario evangélico. Domingo 22 Ordinario, ciclo A.

   Quienes predicamos hoy nos encontramos en la misma situación del profeta Jeremías en la primera lectura. Dios nos manda a proclamar un mensaje contrario al deseo de la gente. Hace falta hoy también que el hombre de Dios, como Jeremías, venza la tentación de  evitarse el rechazo y se deje seducir por Dios hasta que la Palabra de Dios sea "fuego ardiente" en sus entrañas.

    En el Evangelio, Jesús anuncia a sus discípulos que debe ir a Jerusalén, padecer mucho allí y ser ejecutado. Jesús enseña claramente que su camino, su vocación es la cruz. Pedro no lo acepta. Como todos los hombres, el rechaza la cruz. Piensa siempre en como evitársela a si mismo y a los que el cree que ama. Jesús es tajante ante el error de Pedro. Le dice: "Quítate de mi vista, Satanás"  ¿Por qué?: Porque "me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»  Una importante revelación: Hay dos maneras de pensar: Como hombres o como Dios Jesus enseña como piensan los hombres: Queremos evitar el sufrimiento por encima de todo. Somos egoístas y pensamos primero en nosotros mismos. Queremos preservar nuestra vida con todos los deseos naturales del hombre viejo. Entonces Satanás nos domina fácilmente con el miedo a la cruz. Pero Dios no nos creó para pensar como piensan los hombres del mundo. Los hombres pensamos como hombres por consecuencia de la caida en el pecado Dios nos creó para que pensáramos como EL Dios nos creo a su imagen.  

      Jesús enseña a Pedro y a nosotros como piensa Dios: Jesús es el hombre que piensa como Dios. Todo lo hace por amor y no se echa atrás ante el temor a la cruz. Jesús vino para restaurar nuestras mentes, para que podamos pensar como Dios, libres del dominio de Satanás. S. Pablo describe en la (2da lectura) "no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto" Jesus no deja espacio para dudas sobre el camino a seguir: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a si mismo, que cargue con su cruz y me siga" S. Luis M. Montfort: Jesús lo dice en singular "el que quiera" porque sabe que son muy pocos los que van a responderle. No hay otro camino de salvación sino la cruz: Por donde pasa la Cabeza (Cristo) pasa también su Cuerpo (nosotros).  Falso evangelio es el que promete prosperidad material, evitar el sufrimiento. La cruz se nos presenta a todos. Hay dificultades en las que Dios pone a nuestro alcance una solución a través de nuestro trabajo honesto. Otras veces la cruz es una situación que no podemos evitar de ninguna manera: una enfermedad, un problema económico, una relación herida. En estos casos podemos aceptarla y unirla a la cruz de Cristo, sacando de esa cruz grandes tesoros de gracia o podemos vivir amargados y resentidos. También hay cruces que podríamos evitar pero tendríamos que abandonar algun principio de moral. Que fácil es entonces decir que amamos a Jesús pero que no hay razón de seguir doctrinas. San Pablo: "Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable." Cuando amamos, la cruz se hace preciosa, una oportunidad para amar mas profundamente.  La Cruz: la medida del amor.  La cruz es la victoria de Cristo sobre el pecado causado por nuestro egoismo . No solo los sacerdotes deben predicar la Cruz. todos los cristianos deben predicarla con sus vidas. Juan Pablo II nos decía: ¡No tengan miedo! El conocía muy bien la felicidad de llevar la cruz con Cristo. Es una decisión que define nuestra vida eterna: Jesus nos dice: "Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará"

P. Jordi Rivero

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