Comentario evangélico. Fieles Difuntos.

  

Conmemoración de todos los fieles difuntos, ciclo A.  2 de noviembre de 2014. Juan 14,1-6
No sabemos... ¡CREED!
 
      No sabemos qué hay después de la muerte y eso nos puede crear dudas, desazón, incluso miedo. Este domingo conmemoramos a nuestros difuntos.  Además de rezar por ellos, su partida nos puede –debe- ayudar a reflexionar sobre nuestra propia muerte. Por eso este esperanzador evangelio. Ante el vértigo de la muerte Jesús nos propone la fe: ¡Creed! Este imperativo en labios de Jesús suena a una invitación dirigida a disipar nuestros miedos.
      Vayamos al texto.  El marco es la noche de la cena de la pascua (Jn 13,1). Está Jesús, a la mesa, reunido con los doce apóstoles. Ya ha realizado el anuncio de la traición de Judas (éste ya ha abandonado la sala en Jn 13,30) y les ha dicho que Él se va, se tiene que marchar. Pedro, entristecido, le pregunta que a dónde se marcha, ellos quieren acompañarle. El ánimo de los suyos está por los suelos. Y aquí viene la primera palabra de Jesús en este evangelio: “Que no tiemble vuestro corazón”. Quizá sea esta la mejor disposición cuando afrontamos el tema de nuestra muerte, no tenerle miedo. Jesús que conoce bien la naturaleza humana se lo había repetido a los suyos: “No tengáis miedo”.  Y acto seguido, (y por dos veces), la invitación fundamental: CREED. Creer en el Padre Dios y en Jesús. A continuación nos encontramos una representación espacial de cómo será el cielo: una casa con muchas estancias. Acaso sea una comparación sencilla, pero tiene la virtud de que todos la podemos entender.  En la casa del Creador hay lugar para todos sus hijos.
      Y ¿cómo será ese tránsito? No lo haremos solos. Nos dice Jesús: “yo volveré y os llevaré conmigo”. San Pablo lo escribió hermosamente: “En la vida y en la muerte somos del Señor” (Rom 14,8). Muchos creen que la muerte es el viaje hacia la nada, hacia la aniquilación, viaje que lo realizaremos solos, sin nadie. Sin embargo, el evangelio nos dice que este paso definitivo de nuestra existencia no lo daremos totalmente solos, Cristo nos acompañará, Él nos llevará a su lado, Él es el camino para llegar a esa casa definitiva.
      La muerte siempre interroga. Los suyos están desorientados, no saben muy bien de lo que Jesús les está hablando. Dice que se va, que hay un camino para llegar allí… esta vez Tomás es portavoz de las dudas de todos: “No sabemos”.  El desconocimiento, la ignorancia es lo que llena de oscuridad el corazón del hombre. Jesús en su respuesta es rotundo y claro: Él es la vida, la verdad y el camino para llegar a la casa del Padre.
      Intentar explicar el fenómeno de la muerte desde la razón o creer en la promesa de Vida que nos ha hecho Dios. Esta es la disyuntiva ante la que se encuentra el hombre. Los cristianos no tenemos ningún motivo ni para dudar de Dios ni para tener miedo, sino esperanza y fe. Un sacerdote benemérito antes de morir escribió que el cristiano era aquél que estaba convencido de que la Vida empieza con la muerte. 
      Que el Señor sostenga nuestra fe en esta promesa de Vida. 


Rubén Ruiz Silleras.

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