Julio 2015. Reja románica de Iguácel

ss. XI-XII

Hierro forjado y moldeado a martillo

Ermita de Santa María de Iguácel

En julio hemos elegido como pieza del mes la reja románica procedente de la ermita de Santa María de Iguácel, templo del que también se conservan en el museo el frontal que decoraba el altar y la Virgen románica que cada año vuelve a la ermita con motivo de la romería que se celebra el segundo domingo de julio.

Las rejas son elementos de mobiliario litúrgico utilizados para aislar determinadas zonas de un templo sin impedir su visibilidad; por ello alcanzaron un gran desarrollo en época medieval como cierre de ventanas o puertas y para proteger el acceso a los ábsides y capillas en las que se custodiaban reliquias y otros objetos de valor. Si bien las rejas ya se usaban desde la Antigüedad con una finalidad militar, agrícola y doméstica, fue a partir de la Edad Media cuando adquirieron también un carácter decorativo.

Existían dos procedimientos para realizar estas piezas, mediante un trabajo totalmente manual que consistía en trabajar con el martillo y las tenazas sobre el yunque, o bien con moldes. Al primer tipo pertenece la reja de Iguácel mientras que las que cierran los ábsides laterales de la catedral de Jaca fueron realizadas a partir de moldes. Tradicionalmente estos cerramientos se realizaban en bronce pero las rejas románicas se hicieron mayoritariamente en hierro, por ser un material de gran dureza y elasticidad que proporcionaba seguridad y resultaba menos costoso debido a la abundancia de yacimientos en la Península Ibérica. Habitualmente estas verjas románicas se componen de bandas verticales trabajadas con motivos de espirales, aunque en determinados casos se incorporaron diferentes elementos ornamentales en el interior de los roleos.

 La reja de la ermita de Santa María de Iguácel fue concebida como elemento de separación entre la nave y el espacio del ábside para proteger las piezas de valor que allí se custodiaban. Consta de tres partes, dos tramos laterales fijos y una puerta central de dos hojas de menor altura, alcanzando en conjunto 4,30 m. de anchura y 2,11 m. de altura. El tramo derecho presenta una estructura más sencilla mientras que el lado izquierdo es más rico en decoración, ya que el interior de las espirales se adorna con animales, motivos florales e incluso un rostro humano. Esta riqueza en su decoración la convierte en un ejemplo único de la forja románica europea, ya que verjas como la de San Vicente de Ávila, la de Santa María de Melide y la de la catedral de Lisboa también presentan motivos vegetales o animales pero ninguna pieza alcanza la variedad ornamental de la reja de Iguácel.

¿SABÍAS QUE…?

Según Lourdes Diego Barrado, durante la Edad Media se desarrolló en Jaca un taller de herreros muy activo, como se puede observar en la pervivencia de numerosas rejas románicas en la catedral de Jaca y alrededores.

Vídeo de la pieza del mes aquí.

 

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