CARTA DE LOS OBISPOS DE LAS DIÓCESIS ARAGONESAS Y DEL ADMINISTRADOR DIOCESANO DE TERUEL Y ALBARRACÍN, CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL “DÍA DE LA EDUCACIÓN EN LA FE” (2-10-2016)

CARTA DE LOS OBISPOS DE LAS DIÓCESIS ARAGONESAS Y DEL ADMINISTRADOR DIOCESANO DE TERUEL Y ALBARRACÍN, CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL “DÍA DE LA EDUCACIÓN EN LA FE” (2-10-2016)

“No seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros” (Mt 10,20)

      El 2 de Octubre celebramos en Aragón el “Día de la Educación en la Fe”. A través de estas líneas os enviamos un mensaje agradecido que desea ser un reconocimiento por vuestra imprescindible colaboración y un estímulo para vuestra generosa labor.      

       Los catequistas, profesores de Religión y demás agentes de pastoral os distinguís por vuestra capacidad de descubrir y adaptar, con sabiduría, innovación y prudencia, las formas más eficaces para comunicar el mensaje evangélico.      

       El catequista es, fundamentalmente, un testigo. Con la vida y las palabras da testimonio del acontecimiento que ha cambiado definitivamente su modo de ser, su estilo de vivir y su manera de actuar. A partir del encuentro con Jesucristo ha percibido una luz nueva, una orientación peculiar. El Señor le ha concedido un corazón incandescente y una misión, que recibe en la Iglesia y de la Iglesia, para anunciar en todo momento el evangelio.      

        Es grande el esfuerzo que se realiza cada año para programar calendarios y actividades, para acompañar a los niños, adolescentes, jóvenes y adultos en sus itinerarios catequéticos, para impulsar procesos, para preparar fechas cualificadas y eventos de especial relieve.      

        Sabéis muy bien que se trata de “ser” catequistas, puesto que no es solamente una actividad que se realiza, sino más bien la transmisión de una experiencia de fe que se comunica.      

         En el centro de toda la actividad evangelizadora de la Iglesia está el primer anuncio o “kerigma”. Según  el Papa Francisco es “el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y que nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre” (Evangelii gaudium 164). Un primer anuncio que, en la boca del catequista, suena así: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (ibid.).      

         En la catequesis se realiza una iniciación “mistagógica”, es decir, una introducción en los misterios, lo que significa dos cosas: “la necesaria progresividad de la experiencia formativa donde interviene toda la comunidad y una renovada valoración de los signos litúrgicos de la iniciación cristiana” (Evangelii gaudium 166). De un modo gradual, a lo largo del tiempo y según la capacidad de cada cual, contando con la colaboración de toda la comunidad creyente, en estrecha colaboración entre la familia, la parroquia y la escuela, se va produciendo una integración en el misterio de la fe, en el proceso de lo que la Iglesia cree, celebra, vive y ora.      

          En la propuesta formativa para los catequistas, este año pretendemos repasar los principales acontecimientos de la Historia de la Salvación para reconocer que es nuestra historia y para experimentar en profundidad la salvación que Jesucristo nos ofrece.      

        “El encuentro catequístico es un anuncio de la Palabra y está centrado en ella” (Evangelii gaudium 166). Nos acercaremos a las principales páginas de la Sagrada Escritura para recordar la memoria viva de la historia de amistad de Dios con los seres humanos. Dios mismo se revela, se comunica, se da a conocer, se da a sí mismo, nos ofrece su alianza, nos llama con amor y nos ofrece su gracia para perseverar en un encuentro que se robustece en el tiempo.      

         Leemos en el Directorio General para la Catequesis: “la catequesis transmite el contenido de la palabra de Dios según las dos modalidades con que la Iglesia lo posee, lo interioriza y lo vive: como narración de la Historia de la Salvación y como explicitación del Símbolo de la fe” (DGC 128).       Queridos catequistas: nos sentimos muy cerca de vuestras inquietudes y dificultades; alentamos vuestros proyectos e iniciativas; acompañamos vuestras actividades; oramos por vosotros y por vuestras familias.      

        Que la Virgen María, Reina y Madre de misericordia, interceda por todos vosotros para que el Señor oriente vuestra mirada, acompañe vuestros pasos, ilumine vuestros corazones y fortalezca vuestras manos para ir al encuentro de todos con la semilla del Evangelio.

      Recibid nuestra gratitud y nuestro afecto, junto con nuestra bendición.

+ D. Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo de Zaragoza

+ D. Julián Ruiz Martorell, Obispo de Huesca y de Jaca

+ D. Eusebio Hernández Sola, Obispo de Tarazona

+ D. Ángel-Javier Pérez Pueyo, Obispo de Barbastro-Monzón

D. Alfonso Belenguer Celma, Administrador Diocesano de Teruel y Albarracín

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