El ritmo del Adviento (16.12.2012)

EL RITMO DEL ADVIENTO

Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.

Vivir el Adviento significa celebrar la venida de Cristo en la carne, a través de la Virgen María. También es anhelar la futura venida de Cristo, al final de los tiempos, para revelar la plenitud de su obra. El Señor nos concede este tiempo de gracia como una llamada a la espera vigilante, para descubrir los signos de su presencia constante en cada momento de nuestra vida y en cada circunstancia de la historia. En el memorial del “hoy” de la celebración del Adviento se unen, eficazmente, estas tres venidas de Cristo.
Al servicio de la transmisión de estos contenidos de fe, se organiza el tiempo de Adviento en dos grandes bloques: 1) el primero, que comprende los domingos y las ferias hasta el 16 de diciembre, prepara el Adviento escatológico (última venida); 2) el segundo, que abarca las ferias del 17 al 24 de diciembre y el cuarto Domingo de Adviento, nos dispone a acoger la venida de Cristo en la Navidad (Adviento natalicio).
En Adviento actualizamos un doble movimiento del espíritu: por una parte, elevamos nuestra mirada hacia la meta final de nuestra peregrinación en la historia, que es el regreso glorioso del Señor Jesús; por otra, contemplamos con emoción su nacimiento en Belén y nos arrodillamos ante el pesebre.
En Adviento, la liturgia nos asegura que Dios “viene”: “viene a estar con nosotros, en todas nuestras situaciones; viene a habitar en medio de nosotros, a vivir con nosotros y en nosotros; viene a colmar las distancias que nos dividen y nos separan; viene a reconciliarnos con él y entre nosotros” (Benedicto XVI, Ángelus, 3 diciembre 2006).
Adviento es el tiempo propicio para reavivar en nuestro corazón la espera del Señor que nos dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir” (Ap 1,8). El Hijo de Dios vino en Belén, viene en cada momento y de nuevo vendrá al final de la historia.
El Santo Padre afirmó el 28 de noviembre de 2008: “todos decimos que "nos falta tiempo", porque el ritmo de la vida diaria se ha vuelto frenético para todos”. Por ello, “la Iglesia tiene una "buena nueva" que anunciar: Dios nos da su tiempo. Nosotros tenemos siempre poco tiempo; especialmente para el Señor no sabemos, o a veces no queremos, encontrarlo. Pues bien, Dios tiene tiempo para nosotros”. El Adviento no hace redescubrir con admiración siempre nueva este anuncio gozoso.
El Señor Jesús vino en el pasado, viene en el presente y vendrá en el futuro. Abraza todas las dimensiones del tiempo. Adviento es un camino de fe que hemos de recorrer dentro de la historia del mundo para abrirla al misterio de Dios, a la salvación que procede de su amor.
Adviento es, por excelencia, el tiempo de la esperanza, en el que se nos invita a los cristianos a permanecer en una espera vigilante y activa, orientada por la fe, alimentada por la oración y el compromiso concreto del amor.
Adviento es también un recorrido, un camino que realizamos juntos. Para dar pasos firmes y seguros en este itinerario necesitamos desprendernos de muchas cosas que nos impiden avanzar. También es imprescindible discernir la ruta, rectificar la dirección y orientarnos hacia el Señor que viene a nuestro encuentro.
No podemos caminar sin vivir una caridad activa con el prójimo y un abandono humilde y confiado en las manos del Señor.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

÷ Julian Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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