En sintonía con manos Unidas (8-2-2015)
EN SINTONÍA CON MANOS UNIDAS
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
La Campaña de Manos Unidas de este año tiene como lema: “Luchamos contra la pobreza ¿te apuntas?”. La lucha contra la pobreza no es un propósito irrealizable, ni una utopía inalcanzable consecuencia de un deseo de personas de buen corazón. Es una realidad que requiere sintonía de esfuerzos y continuidad de iniciativas, para mejorar las condiciones materiales y sociales en que vive gran parte de la humanidad.
Un modo de apuntarse consiste en inscribirse en una solidaria lista de socios, donantes, voluntarios, trabajadores, cooperantes, etc. También supone, entre otras, tres cosas importantes: en primer lugar, conocer; en segundo lugar, valorar, y, en tercer lugar, colaborar.
1) Manos Unidas nos exhorta a apuntarnos en un proyecto de erradicación de la pobreza, para que no olvidemos que los más necesitados están incluidos en la vida y en la misión de la Iglesia. Por desgracia, no faltan nuevos factores que producen pobreza y marginación en el mundo de hoy, marcado por graves desequilibrios económicos, por procesos de globalización regidos por el egoísmo, más que por la solidaridad. Continuamente surgen focos de conflictos armados devastadores. Muchas personas se ven obligadas a abandonar su lugar de nacimiento, sus raíces culturales, sus espacios de convivencia, la tierra que sus antepasados cultivaron con esfuerzo. No encuentran asentamientos dignos, ni posibilidad de escolarizar a los más pequeños, ni hay medios para progresar en las tareas educativas. Viven en condiciones indignas e insalubres, sin asistencia sanitaria.
2) Apuntarse también significa sentir aprecio por las personas, tanto quienes trabajan y cooperan en nuestra Diócesis, como quienes reciben directa o indirectamente la ayuda. Manos Unidas nos ayuda a poner rostro al hambre, a la desnutrición, a las enfermedades, a la carencia de enseñanza. Manos Unidas no invita a superar los límites, a vencer los obstáculos, a desdibujar el trazo de la pobreza en el mundo, a borrar, con acciones bien definidas, los rasgos deshumanizadores de la pobreza. Manos Unidas trabaja para buscar el bien, para poner remedio a tantos males como afligen a un considerable número de personas en los países más desfavorecidos. Cuando el contexto cultural y social en que vivimos tiende a la globalización de la indiferencia, Manos Unidas colabora intensamente por la globalización de la generosidad. Lo hace fijándose objetivos concretos y buscando los medios específicos para alcanzarlos.
3) Apuntarse es decidirse a dar un paso comprometido, a vivir la generosidad que sabe dar sin reservas no solamente lo que se tiene, sino, fundamentalmente, lo que se es. Merece la pena apuntarse para colaborar en una tarea que es también una responsabilidad eclesial que se vive con espíritu de fe auténtica. Hablar de Manos Unidas significa mencionar proyectos, colaboración, cooperación internacional; pero, sobre todo, es tomar conciencia de la existencia de manos que se unen, corazones que se entrelazan, vínculos de solidaridad. En medio de tanta tristeza y abatimiento, en medio de tanta injusticia, Manos Unidas se hace presente trabajando para engendrar una dinámica de esperanza.
Si queremos ser auténticos cristianos, discípulos de Jesús, hemos de compartir su amor por los más desfavorecidos. ¿Te apuntas?
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca