Caminar con el Señor (26-4-2015)
CAMINAR CON EL SEÑOR
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
En la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones elevamos nuestra agradecida plegaria al Señor para expresarle nuestra gratitud por aquellos a quienes Él llama para seguirle y servirle como sacerdotes. El Señor los envía para cuidar y animar a las comunidades, y para anunciar la Buena Noticia a todas las personas que no han recibido todavía el Evangelio.
También oramos con agradecimiento por los consagrados y consagradas, que se han sentido especialmente movidos por el Espíritu Santo para vivir con mayor radicalidad el sendero evangélico. Agradecemos el testimonio de quienes responden a su vocación misionera siendo signo de la vitalidad de la Iglesia y levadura capaz de hacer fermentar la historia de muchos pueblos y culturas. “¡Qué bueno caminar contigo!”. El lema de la 52ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones nos sugiere apreciar y valorar el auténtico sentido del seguimiento. En verdad es bueno, es gozoso, es extraordinario el hecho de que Jesús ame, llame y envíe a algunas personas a las que propone un proyecto de vida itinerante, peregrino, no exento de dificultades, pero lleno de sentido. Caminar con Jesús significa, en primer lugar experimentar su cercanía y apoyo, su estímulo y fortaleza. Él mismo se identifica como “el camino”. Él mismo traza con sus huellas el itinerario. Él mismo abre y ensancha el horizonte para que podamos ver más, con mayor amplitud, con mayor esperanza. Es un caminar con Él, teniéndole a Él como compañero, como guía, como confidente, como Maestro, con la seguridad de que, incluso cuando se ha de transitar por “cañadas oscuras”, nada hemos de temer porque Él nos acompaña, con conduce, nos anima. Junto a Él podemos reparar fuerzas. Él cura y sana nuestras heridas. Él nos unge para que podamos avanzar sin miedo.
La primera página del Génesis va corroborando cada uno de los días de la creación con la frase “Y vio Dios que era bueno”. Es la bondad primordial de todo lo que surge del amor de Dios. Todas las iniciativas de Dios parten de su amor y su bondad. También la vocación, como especial llamada y envío, es consecuencia de un amor precedente por parte de Dios. Y esta iniciativa previa, eterna, este amor de elección, invita a emprender un camino en el que Él está presente. Es un camino trazado como proyecto de amor, como horizonte de realización.
Realmente es bueno caminar con el Señor. Es bueno vencer la inercia y comenzar la marcha. Es bueno comprobar que hay muchas personas que se ponen en camino. Es bueno caminar y salir al encuentro de todos aquellos que sienten en su interior un anhelo de felicidad y de plenitud. Es bueno reconocer al Señor en los que están postrados en las periferias del camino, aquellos que se sienten abatidos y sin vigor para continuar avanzando.
Se lo decimos personalmente al Señor, desde la experiencia más propia e interior: “¡Qué bueno caminar contigo!”.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.