Gracias a ti (15-11-2015)
GRACIAS A TI
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El lema del Día de la Iglesia Diocesana de este año es muy expresivo: “Una Iglesia y miles de historias gracias a ti”. Se conjuga la unidad de la Iglesia, sacramento universal de salvación, con la pluralidad de iniciativas y proyectos, de retazos de vida personales y comunitarios. La Iglesia, que es una, se despliega en fragmentos de historias que configuran una construcción común, protagonizada por la iniciativa de Dios, que hace de nuestras vidas una historia de salvación.
Y, como nexo de unión entre la Iglesia una y la diversidad de realizaciones, un acento agradecido: todo es posible gracias a ti, como consecuencia de tu colaboración, de tu esfuerzo y generosidad, de tu compromiso, de tu responsabilidad.
Eres tú quien contribuyes personalmente para que se haga realidad todo lo que la Iglesia es y lleva a cabo.
Eres tú, con tu nombre y apellidos, con tu particular circunstancia, con tus logros y flaquezas, quien edificas sobre la única piedra angular, que es Cristo, y sobre el fundamento de los Apóstoles, con la gracia de Dios.
Es a ti a quien hoy decimos sinceramente “gracias”. A ti, que abres tu corazón, que dilatas el horizonte de tu mirada para ver cualquier necesidad y actuar en consecuencia. A ti, que mantienes siempre tus manos dispuestas para colaborar. A ti, porque tus pies no se cansan de salir al encuentro de los demás.
Eres tú quien escuchas atentamente la palabra que Dios pronuncia, una palabra que penetra hasta tus entrañas y te invita a reorientar tu vida, para ser discípulo misionero y evangelizador con Espíritu.
Eres tú quien recibes la fuerza que brota de los sacramentos para caminar con certeza en medio de tantas inseguridades, acompañado siempre por el Señor que te guía, te fortalece y te sostiene.
Eres tú quien, a través de tu sencilla aportación económica, que se une a la de otras muchas personas, haces posible que continúe avanzando el testimonio del Evangelio.
Eres tú quien te integras en la familia de la Iglesia, formada por personas como tú, a quienes amas con un vínculo de auténtica fraternidad. La Iglesia de tus hermanos y hermanas.
Eres tú quien has asumido una peculiar responsabilidad en tu parroquia, cofradía, hermandad, movimiento, asociación o comunidad. Una especial presencia en un ámbito concreto y bien determinado. Un trabajo no exento de dificultades, pero que asumes como tu específica aportación.
Trabajas en la acogida, en la catequesis, en el equipo de liturgia, en la formación permanente, en la noble tarea de la limpieza, en la gestión económica y contable, en la pastoral de la salud, en el servicio de la música. Dedicas parte de tu tiempo a visitar enfermos, ancianos y personas que sufren soledad y abandono. Te has preparado durante muchos años para ser profesor de Religión, experimentas el aprecio de tus alumnos, el rechazo de algunos de tus compañeros de claustro y la incertidumbre laboral. Sientes predilección por los más vulnerables y colaboras en Cáritas, Manos Unidas y otras iniciativas de promoción socio-caritativa.
Eres tú a quien hoy decimos con sincero reconocimiento: gracias.
Recibe mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca