Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre (13-12-2015)
JESUCRISTO ES EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA DEL PADRE
Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.
El Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como “tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes” (Misericordiae vultus 3). Es un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual.
Tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia como fuente de alegría, de serenidad y de paz. “Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado” (MV 2). En el Antiguo Testamento la aproximación más elocuente al misterio de Dios la encontramos en el conocido texto “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad” (Ex 34,6). “Paciente y misericordioso" es el binomio que se repite a menudo para describir la naturaleza de Dios. “Eterna es su misericordia” es el estribillo del Salmo 136 que narra la historia de la salvación. Jesucristo con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia del Padre. Jesucristo ha recibido del Padre la misión de revelar el misterio del amor divino en plenitud. En Jesucristo todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión. Lo que le movía en todas las circunstancias era la misericordia.
En las parábolas de la misericordia encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque “la misericordia se muestra como la fuerza que todo lo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón” (MV 9).
El Santo Padre afirma: “La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia "vive un deseo inagotable de brindar misericordia"” (MV 10).
El Papa Francisco nos propone “vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre” (MV 13). Para ello, debemos “en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida” (MV 13).
La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio. “La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola y viviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo” (MV 25).
Hacemos nuestro el deseo del Papa: “Que en este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Que nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. Que la Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: "Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos"?(Sal 25,6)” (MV 25).
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca