Ánimo renovado (9-9-2018)
ÁNIMO RENOVADO
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Es muy importante para nosotros comenzar un nuevo año pastoral con ánimo renovado. Hemos vivido unos meses en los que las actividades pastorales se han desarrollado con otro ritmo. No es que haya habido menos tareas, porque han abundado las fiestas patronales, las celebraciones en ermitas y santuarios. También hemos participado en numerosos funerales en los que hemos dado gracias por el don de la vida, hemos pedido misericordia y nos hemos ayudado unos a otros desde la esperanza en la resurrección. Agradecemos a Dios el tiempo que nos ha concedido, el contacto con la naturaleza, las horas de lectura sosegada, el reencuentro con amigos y familiares y el apacible descanso. Ahora tenemos una nueva oportunidad para crecer como personas, para desarrollarnos siendo útiles a los demás y, especialmente, favoreciendo el encuentro con Jesucristo, principio y fin, sentido y aliento de nuestra vida. Señalo algunas de nuestras alentadoras oportunidades.
1) Necesitamos un ánimo renovado para conceder un relieve particular a los jóvenes. El próximo Sínodo nos ilusiona y nos compromete. Los jóvenes necesitan cercanía, escucha, acogida, atención, acompañamiento, orientación. La juventud es un tiempo privilegiado en el que las personas realizan elecciones que determinan su identidad y toda su vida. Cristo, joven entre los jóvenes, sigue llamando a los jóvenes a la alegría del amor, les ayuda a unificar sus vidas amenazadas por la incertidumbre, la fragmentación y la fragilidad, y les ofrece una experiencia familiar de Iglesia.
2) Es imprescindible un renovado ánimo para que las familias sigan ocupando un puesto central en la vida y la misión de la Iglesia. Después de dos sínodos (uno extraordinario y otro ordinario), la Exhortación apostólica Amoris laetitia nos ofrece luz y orientación en el camino. La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia. Oramos para que la Sagrada Familia de Nazaret haga de nuestras familias lugares de comunión y cenáculos de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.
3) Sentimos la necesidad viva y acuciante de un ánimo renovado para rezar y trabajar por las vocaciones de especial entrega en la vida sacerdotal y la vida consagrada. El Señor sigue llamando, y la generosa respuesta tiene que ser reconocida, acompañada, favorecida y animada en el corazón.
4) Es urgente y necesario renovar el ánimo para que las personas más vulnerables cuenten con nuestro apoyo y aprecio. Continuaremos favoreciendo procesos de integración social y laboral. Deseamos ser comunidad comprometida con la justicia y presencia profética.
5) Con ánimo renovado viviremos con alegría la gran tarea de la evangelización. Sabemos por experiencia que la catequesis ha de estar bien orientada y preparada. Necesitamos catequistas enamorados de Jesucristo, capaces de comunicar con la vida, a través del testimonio de su entrega, la luz del Evangelio. Nos ayuda la escucha atenta y activa de la Palabra de Dios.
6) Deseamos comprometernos, con renovado ánimo, en el cuidado de la creación. Todos los seres vivos tienen un valor propio ante Dios y, por su misma existencia, bendicen y dan gloria al Creador. Alabamos a Dios con todas las criaturas que salieron de su mano poderosa.
7) Experimentamos, con ánimo renovado, la llamada universal a la santidad, que es el rostro más bello de la Iglesia. Jesucristo nos invita a la entrega total de la vida, sin cálculos ni intereses humanos. Con el Señor siempre nace y renace la alegría.
En nuestro itinerario ocupa un lugar muy especial la Madre del Señor, primera discípula de su Hijo amado y modelo de santidad para cada creyente. A ella encomendamos el nuevo curso pastoral.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca