"Creemos en la igualdad y en la dignidad de las personas" (10-2-2019)
“CREEMOS EN LA IGUALDAD Y EN LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS”
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Manos Unidas cumple 60 años. Es un largo período de trabajo “contra el hambre, la pobreza y la exclusión y la falta de compromiso en la construcción de un mundo más justo y solidario”.
Manos Unidas manifiesta: “Durante estos 60 años, nuestro trabajo se ha centrado en acompañar y apoyar proyectos de desarrollo agrícola, sanitario, educativo, social y de promoción de la mujer, en los lugares más deprimidos y con las comunidades más empobrecidas. Además, a través de la educación para el desarrollo, hemos querido trasladar a la sociedad española una diversidad de acciones encaminadas al cambio de estructuras, de comportamientos, actitudes y valores que favorezcan el avance hacia una sociedad más justa y fraterna”.
Manos Unidas está presente en 72 delegaciones y su acción se prolonga en el tiempo y en el espacio. Es mucho lo que nos ofrece: cada año, un compromiso; cada año, un testimonio; cada año, un estímulo. Así, año tras año, sin retrasos, porque las necesidades son urgentes; sin excusas, porque las personas esperan respuestas eficaces; sin teorías que distraigan de la realidad, porque la colaboración es imprescindible. Año tras año y durante todo el año. De este modo, se van estrechando los vínculos, se va robusteciendo la solidaridad, va aumentando la sensibilización. Porque no se trata solamente de ayudar, de sentirnos liberados de un peso de conciencia o de mirar a los pueblos más necesitados desde nuestra propia riqueza. Se trata de reconocer y valorar las iniciativas de los que menos tienen, de los más vulnerables. Se trata de captar sus propias posibilidades. Se trata de potenciar sus capacidades. El discurso no es: “nosotros damos, vosotros recibís”. Es algo mucho más intenso y más real. Es un intercambio de vida en el que todos recibimos y todos compartimos. Aprendemos mucho de pequeños y grandes proyectos; de medidas urgentes para paliar serios problemas; de seguimiento y evaluación de resultados. Aprendemos mucho de personas que poseen la sabiduría procedente de siglos y de generaciones.
Cada año, recibimos informaciones que nos acercan a personas que conocen bien su realidad, sienten el desgarro de la sequía, de la hambruna, de la desertificación, de la falta de recursos, de las consecuencias de las guerras, del azote de la violencia, de la falta de higiene y de infraestructuras sanitarias, de las enfermedades, de la contaminación, de la injusticia, de la desigualdad, de la falta de reconocimiento de la dignidad, de la corrupción social y política. Personas que valoran el agua, que aprecian sus recursos naturales, que necesitan urgentemente un centro médico elemental, una mínima regulación del regadío, una enseñanza estable, un trabajo digno, una sólida integración social, un sistema eficaz de evacuación de aguas.
“Creemos en la igualdad y en la dignidad de las personas” es el lema de la campaña de este año. Con un cartel en blanco y negro, Manos Unidas dirige nuestra mirada hacia las mujeres de otros países y, a través de tres negaciones (“ni independiente, ni segura, ni con voz”) nos anima a reflexionar sobre la igualdad real.
Manos Unidas nos recuerda: “En estos momentos, las cifras de la pobreza son escandalosas: 1300 millones de seres humanos, según la ONU. Y los principales rostros de la pobreza siguen siendo los mismos: rostros de niños y niñas; de jóvenes desempleados; de indígenas y campesinos expulsados de sus territorios; de trabajadores mal retribuidos; de marginados y hacinados urbanos, de ancianos excluidos de la sociedad del progreso y, sobre todo, rostros de mujeres. Ante este drama, no "nos podemos quedar tranquilos por haber hecho frente a las emergencias y a las situaciones desesperadas de los menesterosos. Todos estamos llamados a ir más allá. Podemos y debemos hacerlo mejor con los desvalidos" (Mensaje del Papa Francisco a la FAO, 2018)”.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca