Con Jesús, por Jesús, desde Jesús (14-4-2019)
CON JESÚS, POR JESÚS, DESDE JESÚS
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Estamos en el centro del año litúrgico. Hemos recorrido un camino de penitencia a lo largo del tiempo de cuaresma. Ahora tenemos una oportunidad de gracia para vivir y vibrar, para contemplar y agradecer, para escuchar y actuar. La densidad de los misterios que celebramos nos conmueve y compromete. Acompañamos a Jesús de alegría en alegría, pasando por el mayor dolor y la entrega más generosa. Comenzamos la Semana Santa con el regocijo de la multitud que aclama a Jesús en Jerusalén y concluimos con el gozo de la resurrección, definitiva victoria sobre el mal y la muerte. Viviremos estos días con Jesús, por Jesús y desde Jesús.
1) Con Jesús. Le vemos acompañado por sus discípulos y por la muchedumbre que sale a su encuentro. Jesús ha anunciado la llegada del Reino de Dios con sus obras, sus palabras y su silencio. Ha sembrado en los corazones la semilla de un tiempo nuevo. Ha enseñado con prodigiosa habilidad, con palabras vivas y sencillas, un misterio que se fue gestando a lo largo de los siglos. En la historia de la salvación, Dios mismo sale al encuentro de la humanidad con obras y palabras íntimamente unidas. Se da a conocer a sí mismo. Y comparte con la humanidad un proyecto de amor, de misericordia, de salvación. Habla por medio de los profetas. Ilumina la mente y el corazón de los sabios. Pone en los labios de los poetas las más acertadas expresiones para que cada persona y cada comunidad puedan rezar con acierto y sentido. Con Jesús aprendemos a dar gracias al Padre por el pan de cada día que nos alimenta y nos hace crecer. Con Jesús sabemos pedir perdón y aprendemos a perdonar a quienes nos ofenden. Con Jesús sabemos que el Padre no nos deja caer en la tentación. Con Jesús experimentamos que el Padre nos libra del mal y del Maligno.
2) Por Jesús. Los caminos de la historia se iluminan y encuentran su auténtico sentido. Todo ha sido creado por Él y para Él y todo tiene en Él su fundamento. Jesús es la razón de la vida y el motivo de todo lo creado. Es el motor y el impulso de la creación. Es el centro de la historia. Es el que ilumina los rincones más escondidos de nuestra personalidad. Es el que descubre el sendero por el que transitar. Sabemos que el Señor escucha nuestra oración. El Señor, que es fiel, atiende a nuestra súplica. El Señor, que es justo, oye nuestro lamento, nuestra acción de gracias y nuestra alabanza. Por su nombre vivimos. Por su Reino trabajamos. Por su voluntad nos orientamos. Por su gracia caminamos. Por su cuerpo entregado hemos sido reconciliados. Por su sangre derramada hemos obtenido el perdón de nuestros pecados. Por sus sacramentos brota en nuestro interior un torrente vivo de nueva vida.
3) Desde Jesús. Aprendemos a vivir desde su proyecto de amor, desde sus actitudes y criterios, desde su palabra, desde su amor. Él está sosteniendo cada decisión nuestra, cada iniciativa en favor de la vida, cada gesto de reconciliación, cada palabra de ánimo, cada sonrisa, cada manifestación de cercanía y apoyo, cada proyecto para mejorar la justicia en nuestro injusto mundo.
Aprendemos a vivir siempre desde Jesús. Desde su pasión, desde su muerte, desde su resurrección. Solamente Él tiene palabras de vida eterna. A partir de Él, desde su triunfo sobre la muerte, ya no nos consideramos esclavos. Ya no nos atenaza el miedo al aguijón de la muerte. Ya no nos amenaza el acecho de la oscuridad. Sabemos que, después de cada atardecer, aunque la noche triste se prolongue, Él nos dará la luz gozosa de un nuevo día. Caminemos hacia la Pascua con Jesús, por Jesús y desde Jesús.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca