V Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación ( 1-9-2019)
V JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
Estimados hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El Papa Francisco instituyó en el año 2015 la “Jornada
Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación”, que se celebra el primer día de septiembre. En el Mensaje del año pasado, el Santo Padre afirmaba que que no hemos sabido custodiar la creación con responsabilidad y que la situación ambiental no se puede considerar satisfactoria. Por ello, escribía: “Con justa razón ha surgido la necesidad de una renovada y sana relación entre la humanidad y la creación, la convicción de que solo una visión auténtica e integral del hombre nos permitirá asumir mejor el cuidado de nuestro planeta en beneficio de la generación actual y futura, porque "no hay ecología sin una adecuada antropología" (Laudato si’,118)”.
Ha crecido la sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la creación. Crece una sincera y dolorosa inquietud por lo que está sucediendo con nuestro planeta. Nos preocupa la contaminación de los ríos, de los mares y del aire de las ciudades; nos asustan los incendios forestales; nos inquietan los desastres ecológicos; nos escandalizan los vertidos incontrolados. No se puede seguir dando pasos hacia una situación irreversible. Los recursos del planeta son limitados.
Es preciso aumentar el deber del cuidado y de la custodia de la creación. Un cuidado auténtico, respetuoso, responsable. Una custodia de la vida, de los seres vivos, de la fragilidad. Esto se traduce en una cultura del cuidado que se expresa en actitudes de atención y ternura.
La creación es un libro a través del cual Dios nos sigue hablando. San Francisco de Asís entraba en comunicación con todo lo creado, miraba el sol, la luna y los animales y su reacción era cantar, incorporando en su alabanza a las demás criaturas. Por el contrario, “si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos. En cambio, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo” (Laudato si’, 11).
El Papa Francisco en la Encíclica Laudato si` nos presenta una firme llamada a la sobriedad: “La sobriedad que se vive con libertad y conciencia es liberadora. No es menos vida, no es una baja intensidad sino todo lo contrario. En realidad, quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando siempre lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar cada persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple. Así son capaces de disminuir las necesidades insatisfechas y reducen el cansancio y la obsesión. Se puede necesitar poco y vivir mucho, sobre todo cuando se es capaz de desarrollar otros placeres y se encuentra satisfacción en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte, en el contacto con la naturaleza, en la oración. La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples posibilidades que ofrece la vida” (Laudato si’, 223).
No nos encontramos ante una situación de la que solamente se deban ocupar los especialistas. “Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades” (Laudato si’, 14).
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.