"Bautizados y enviados: La Iglesia de Cristo en misión en el mundo" (20-10-2019)
“BAUTIZADOS Y ENVIADOS: LA IGLESIA DE CRISTO EN MISIÓN EN EL MUNDO”
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El lema de la “Jornada Mundial de las Misiones 2019” es: “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. El Papa Francisco escribe en su “Mensaje” que es preciso “volver a encontrar el sentido misionero de nuestra adhesión de fe a Jesucristo, fe que hemos recibido gratuitamente como un don en el bautismo”. Nuestra pertenencia filial a Dios es fuente de una nueva vida, “una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar; este es el sentido de la misión. Gratuitamente hemos recibido este don y gratuitamente lo compartimos (cf. Mt 10,8), sin excluir a nadie”.
“La Iglesia está en misión en el mundo: la fe en Jesucristo nos da la dimensión justa de todas las cosas haciéndonos ver el mundo con los ojos y el corazón de Dios; la esperanza nos abre a los horizontes eternos de la vida divina de la que participamos verdaderamente; la caridad, que pregustamos en los sacramentos y en el amor fraterno, nos conduce hasta los confines de la tierra”.
Ser Iglesia en salida en el mundo exige una “conversión misionera constante y permanente”. “Es un mandato que nos toca de cerca: yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión; todo bautizado y bautizada es una misión. Quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida. Para el amor de Dios nadie es inútil e insignificante. Cada uno de nosotros es una misión en el mundo porque es fruto del amor de Dios”.
El bautismo “nos da la fe en Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, nos regenera a imagen y semejanza de Dios y nos introduce en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia. En este sentido, el bautismo es realmente necesario para la salvación porque nos garantiza que somos hijos e hijas en la casa del Padre, siempre y en todas partes, nunca huérfanos, extranjeros o esclavos. Lo que en el cristiano es realidad sacramental -cuyo cumplimiento es la eucaristía-, permanece como vocación y destino para todo hombre y mujer que espera la conversión y la salvación”.
La misión se basa en la paternidad de Dios y en la maternidad de la Iglesia. A nadie puede faltar el anuncio de su vocación de hijo adoptivo de Dios: “en el bautismo se nos da la paternidad originaria y la maternidad verdadera: no puede tener a Dios como Padre quien no tiene a la Iglesia como Madre”.
La Iglesia sigue necesitando personas “que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local”. Todo ello porque “la fe en la pascua de Jesús, el envío eclesial bautismal, la salida geográfica y cultural de sí y del propio hogar, la necesidad de salvación del pecado y la liberación del mal personal y social exigen que la misión llegue hasta los últimos rincones de la tierra”.
El “Mensaje” del Santo Padre Francisco incluye una importante referencia a la Virgen María: “Confiemos a María, nuestra Madre, la misión de la Iglesia. La Virgen, unida a su Hijo desde la encarnación, se puso en movimiento, participó totalmente en la misión de Jesús, misión que a los pies de la cruz se convirtió también en su propia misión: colaborar como Madre de la Iglesia que en el Espíritu y en la fe engendra nuevos hijos e hijas de Dios”.
A todas las personas que viven y trabajan en territorios de misión les agradecemos su entrega, les aseguramos nuestra oración y nos hacemos partícipes de su labor con nuestra colaboración económica.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca