"La vida consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente" (2-2-2020)
“LA VIDA CONSAGRADA CON MARÍA, ESPERANZA DE UN MUNDO SUFRIENTE”
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
En la fiesta de la Presentación del Señor, cuarenta días después de Navidad, celebramos la “Jornada Mundial de la Vida Consagrada”. La correspondiente Comisión Episcopal ha editado unos materiales en los que se presenta a la Virgen María como “supremo modelo de vida consagrada”.
El mundo actual, en el que se padece tanto sufrimiento, necesita experimentar esperanza. “La persona de especial consagración, con su palabra, con su acción, pero sobre todo con su propia vida, es testigo y anuncio de esa esperanza. Y lo será en tanto en cuanto aprenda de María y con María, Madre de la Esperanza, a esperar solo en Dios”.
La oración nos permite vivir un vínculo de especial intensidad con la Madre de Dios: “Cuando rezamos la popular oración del Acordaos, le decimos a la Virgen que jamás se ha oído decir que fuese de Ella abandonado ninguno de cuantos han acudido a su amparo, reclamado su protección e implorado su auxilio. Y en la Salve nos dirigimos a Ella como "Esperanza nuestra". María esperó siempre en Dios, y ahora Ella nos enseña a esperar. Las personas que viven una especial consagración a Dios están especialmente llamadas a ser, con María, maestras y testigos de la esperanza”.
La profesión de los consejos evangélicos manifiesta una peculiar consagración a Dios y contribuye a la misión de la Iglesia a través de diferentes carismas. Las personas consagradas, bajo la moción del Espíritu Santo, se proponen seguir más de cerca a Cristo y entregarse a Dios Padre, amado por encima de todo, aspirando a la perfección en el amor en el servicio del Reino de Dios, como signo y anuncio de esperanza.
La Virgen María sigue alentando nuestra esperanza. Las personas consagradas “participan de esta misión de llevar esperanza a un mundo sufriente”. La Comisión Episcopal para la Vida Consagrada nos recuerda cinco dimensiones:
1) “María acudió rápidamente a ayudar a su anciana prima Isabel en los últimos meses de su embarazo. Con Ella, miles de personas consagradas en todo el mundo atienden a madres con dificultades, luchan por la vida del no nacido, cuidan a ancianos abandonados, a enfermos y a personas vulnerables”.
2) “María cuidó y educó a Jesús. Con Ella, los consagrados se dedican con mucha frecuencia al servicio de la educación de niños y jóvenes”.
3) “María estuvo al lado de su Hijo en su Pasión y muerte en la cruz. Con Ella, son muchos los consagrados que están cerca de los encarcelados, de los que sufren violencia, persecución o explotación”.
4) “Tras la muerte de Jesús, María acompañó y consoló a los Apóstoles, alentando la esperanza en la Resurrección y en la venida del Espíritu Santo. Con Ella, las personas consagradas llevan aliento y consuelo a quienes sufren tristeza, incomprensión, rechazo, angustias, desesperación”. ç
5) “Pero, sobre todo, María, y con Ella las personas consagradas, son fuente de esperanza en todas esas situaciones porque entregan al mundo a Jesucristo, es decir, a Aquel que vino a dar sentido al sufrimiento y a la muerte, porque es Aquel que venció el pecado, origen de todos los males que sufre la humanidad”.
A todas las personas consagradas de nuestra Diócesis les agradecemos su vida y su misión. Reconocemos su capacidad para convertirse en “evangelio viviente”, en manifestación creíble de la Buena Noticia, en testimonio cercano de fe, en continuo signo de esperanza, en permanente vivencia de amor. Damos gracias a Dios por todas las personas consagradas que nos acompañan.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca