"Hacia un renovado Pentecostés" (31-5-2020)
“HACIA UN RENOVADO PENTECOSTÉS”
Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.
1) Cincuenta días después de la Pascua celebramos la solemnidad de Pentecostés. En su origen, una antigua fiesta judía recordaba la alianza sellada por Dios con su pueblo en el monte Sinaí. Ahora, el Espíritu Santo impulsa a la Iglesia en su misión universal. Se cumple la promesa de Jesús a sus discípulos: “recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra” (Hch 1,8).
El acontecimiento de Pentecostés impulsó a los discípulos a superar definitivamente su miedo y su desconfianza. La resurrección de Jesucristo penetró en plenitud en sus corazones y conquistó su voluntad. Por obra del Espíritu Santo, los Apóstoles y los demás discípulos se transformaron en personas habitadas, creyentes y testigos. Fueron capacitados desde dentro, con la fuerza de una nueva vida, en virtud del poder transformador del Espíritu.
Es muy importante que descubramos la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vida y la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos concede la fuerza de la fidelidad, la paciencia y la perseverancia. Desde dentro nos acompaña, alienta, aconseja, ilumina, conduce, orienta. Su presencia es honda, interna e intensa.
El Concilio Vaticano II afirma en Lumen gentium: “El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo, y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos. Guía la Iglesia a toda la verdad, la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos. Con la fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia, la renueva incesantemente (…)” (LG 4).
Jesús anunció que el Espíritu Santo vendría para permanecer en nosotros: “Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros” (Jn 14,16). Los sacramentos y los ministerios de la Iglesia están sostenidos y animados por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es alma de la Iglesia, fuente de unidad y de santidad, manantial de catolicidad y principio vital de la apostolicidad eclesial.
2) En Pentecostés se celebra el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. El lema de este año es: “Hacia un renovado Pentecostés”.
Los Obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida han redactado un Mensaje en el que recuerdan un texto del Papa Francisco sobre la condición de “discípulos misioneros” de todos los cristianos: “En virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, (…). Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos "discípulos" y "misioneros", sino que somos siempre "discípulos misioneros"” (Evangelii Gaudium, 120).
Añaden los Obispos: “Sabremos que estamos caminando hacia un renovado Pentecostés si como Iglesia, Pueblo de Dios en salida, viviendo en comunión, nos ponemos manos a la obra en la misión evangelizadora desde el primer anuncio, creando una cultura del acompañamiento, fomentando la formación de los fieles laicos y haciéndonos presentes en la vida pública para compartir nuestra esperanza y ofrecer nuestra fe”.
Pedimos a la Virgen María que interceda por nosotros para que el Señor nos conceda un renovado Pentecostés que infunda en todos la alegría de vivir y de dar testimonio del Evangelio.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca