Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación (30-7-2023) .
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
El uno de septiembre se celebra la “Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación”, y desde esa fecha hasta el 4 de octubre, conmemoración de san Francisco de Asís, se vive el Tiempo ecuménico de la Creación.
En 2023, el lema para este tiempo es: “Que la justicia y la paz fluyan”, y se inspira en las palabras del profeta Amós: “Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable” (5,24).
El Papa nos recomienda: “En este Tiempo de la Creación, detengámonos en estos latidos del corazón: el nuestro, el de nuestras madres y abuelas, el latido del corazón del creado y del corazón de Dios. Hoy no están en armonía, no laten juntos en la justicia y en la paz. A muchos se les impide de beber en este río vigoroso. Escuchemos entonces la llamada a estar al lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática, y a poner fin a esta insensata guerra contra la creación”.
El Santo Padre pregunta: “¿Qué podemos hacer nosotros, sobre todo como Iglesias cristianas, para sanar nuestra casa común de modo que vuelva a estar llena de vida?”. Y responde: “Debemos decidir transformar nuestros corazones, nuestros estilos de vida y las políticas públicas que gobiernan nuestra sociedad”.
Según el Papa, la transformación de los corazones “es la "conversión ecológica" que san Juan Pablo II nos instó a realizar: la renovación de nuestra relación con la creación, de modo que no la consideremos ya como un objeto del que aprovecharnos, sino por el contrario, la custodiemos como un don sagrado del Creador”.
Como indica el Papa Francisco, “Benedicto XVI señaló la urgente necesidad de comprender que creación y redención son inseparables: "El Redentor es el Creador, y si nosotros no anunciamos a Dios en toda su grandeza, de Creador y de Redentor, quitamos valor también a la Redención"”.
Para transformar nuestros estilos de vida, el Papa nos invita a arrepentirnos de nuestros “pecados ecológicos” y nos exhorta: “Con la ayuda de la gracia de Dios, adoptemos estilos de vida que impliquen menos desperdicio y menos consumo innecesarios, sobre todo allí donde los procesos de producción son tóxicos e insostenibles. Tratemos de estar lo más atentos posible a nuestros hábitos y decisiones económicas, de modo que todos puedan estar mejor: nuestros semejantes, donde quiera que se encuentren, y también los hijos de nuestros hijos. Colaboremos en la continua creación de Dios a través de decisiones positivas, haciendo un uso lo más moderado posible de los recursos, practicando una gozosa sobriedad, eliminando y reciclando los desechos y recurriendo a los productos y a los servicios, cada vez más disponibles que son ecológicamente y socialmente responsables”.
Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca