Sínodo: Las tres perspectivas: relaciones, caminos, lugares -III- (22-9-2024)
CÓMO SER UNA IGLESIA SINODAL EN MISIÓN
+ Vicente Jiménez Zamora
Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca
LAS TRES PERSPECTIVAS: RELACIONES, CAMINOS, LUGARES (III)
Relaciones. Sobre los fundamentos identificados en la primera parte del Instrumento de Trabajo, se examinan y verifican las relaciones que permiten a la Iglesia ser sinodal en misión. Se trata primero de la relación con Dios Padre, en Jesucristo y en el Espíritu Santo, expresada sacramentalmente en el itinerario de la iniciación cristiana. También con las relaciones entre los diversos miembros del Pueblo de Dios (laicos, consagrados, ministros ordenados) a cada uno de los cuales el Espíritu concede servicios, carismas y ministerios para el bien de todos. Finalmente, se trata de la relación entre las Iglesias con intercambio de dones; de las relaciones ecuménicas con otras Iglesias y Comunidades eclesiales; y el dialogo con otras religiones y culturas. La vitalidad de la Iglesia va más allá de sus estructuras y, por ello, nos invita a cultivar relaciones auténticas y profundas.
Caminos. Seguidamente se examinan los caminos por los que es posible cuidar las relaciones y desarrollarlas en orden a la misión. Se trata, en primer lugar, de los caminos de formación, en todos los niveles de la Iglesia. Luego se exploran las modalidades y los criterios con los que concretar el discernimiento comunitario, para ver “lo que el Espíritu dice a las Iglesias” y decidir oportunamente. Este camino debe reflejarse en procesos de toma de decisiones coherentes que articulen la responsabilidad y participación de todos con el servicio específico de quienes tienen autoridad que son los pastores. Por último, se pide rendir cuentas de forma transparente de sus acciones a quienes tiene responsabilidades eclesiales.
Lugares. Las relaciones y los caminos se concretan en los lugares. El “lugar” no se define simplemente en términos geográficos o puramente espaciales, sino que recuerda la concreción y, al mismo tiempo, el contexto de la cultura que lo caracteriza, y la peculiaridad dinámica y móvil de la condición humana. La Iglesia, una y universal, vive “en los lugares” y “desde los lugares”, en una circularidad dinámica o “mutua interioridad”. En este horizonte se inscriben los temas de las formas concretas de participación en las Iglesias particulares y la articulación entre sinodalidad de todo el Pueblo de Dios, colegialidad de los obispos y primado del Papa, con atención especial al perfil renovado del Sínodo de los Obispos.
El Instrumento de Trabajo es un camino de conversión, fuente de alegría para quienes lo recorren y de reconciliación para las personas y comunidades. Concluye con una invitación a continuar el camino como peregrinos de esperanza.