Felicitación de Navidad (22-12-2024)

FELICITACIÓN DE NAVIDAD

Fiesta de la luz, de la paz y del amor

 

+ Vicente Jiménez Zamora

Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca

      El Adviento nos ha preparado para celebrar la Navidad, fiesta de gozo y salvación. Navidad es el nacimiento del Hijo de Dios, Emmanuel (Dios-con-nosotros), que se hace carne en las entraña de María la Virgen.

     Con esta sencilla carta pastoral, quiero felicitaros de corazón la Navidad y el Año Nuevo a todos los diocesanos de Huesca y de Jaca: niños, jóvenes, adultos y ancianos, para que sintáis la cercanía de vuestro Administrador Apostólico en estas fiestas tan familiares y entrañables.

      Celebramos la Navidad, fiesta de familia. ¡Qué misterio tan grande! Dios se hace hombre, para que el hombre participe de la naturaleza divina. Dios se hace tierra de nuestra tierra, carne de nuestra carne, historia de nuestra historia, tiempo de nuestro tiempo: “El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1, 14). Esta afirmación del prólogo de San Juan es la música de fondo de toda la Navidad. En Cristo la revelación de Dios logra su plenitud. Es total y definitiva. Es el Verbo, la Palabra en la que Dios se dice; la Imagen en la que se expresa; el Mensaje y el Mensajero.

        Navidad es ya en sí misma pregón, anuncio, palabra, mensaje. Es la fiesta de la luz, de la paz y del amor.

      Navidad es la fiesta de la luz. En la Nochebuena la gloria del Señor envolvió de luz y claridad a los pastores y se llenaron de gran temor, cuando el ángel les dio la buena nueva del nacimiento del Salvador. El Niño Dios nacido en Belén es la Palabra de Dios hecha carne, la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

      Navidad es la fiesta de la paz. Así anunciaron el nacimiento del Hijo de Dios los ángeles desde el cielo en el primer villancico de Navidad: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”. “Noche de Dios, noche de paz”, es el villancico de todas las navidades, que cantamos en las iglesias, en nuestros hogares, en las calles y ante el belén.

      Navidad es la fiesta del amor. Misterio para el que hay que tener ojos grandes y corazón nuevo para adorar el Amor de Dios, que nos remite a amar a los hermanos, especialmente a los que más sufren en el cuerpo o en el alma, y a los que padecen la soledad, el dolor y la enfermedad. Así lo entendió San Francisco de Asís, el amante de todas las criaturas, el conquistado por el amor tierno y desnudo del Niño Dios, que realizó el primer pesebre-belén en Greccio, la Navidad de 1223. Navidad no pasa nunca donde hay amor, porque el motivo principal del nacimiento de Jesús es un amor que nace y se entrega para la salvación del mundo.

           

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