El encuentro con Dios en la Cuaresma (23-3-2025)

EL ENCUENTRO CON DIOS EN LA CUARESMA 

Entrar dentro de sí mismo y salir de sí mismo

+Vicente Jiménez Zamora

Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca

 

            Todos, creyentes y no creyentes, debemos comprometernos en una búsqueda humilde de Dios. A Dios sólo se le encuentra buscándole. Hemos de atender el consejo del gran San Agustín, buscador apasionado de Dios: “Si sientes ganas de escapar de Dios, no trates de esconderte de Él, escóndete en Él”.

            En esta carta desde la fe voy a sugerir dos actitudes para el encuentro con Dios para vivirlas especialmente en la Cuaresma: entrar dentro de sí mismo y salir de sí mismo.

1.Entrar dentro de sí mismo. Entrar dentro de sí mismo significa pararse y hacer silencio en nuestra vida. Con frecuencia, vivimos programados y dirigidos desde el exterior. Desde fuera nos van dictando las ideas que hemos de tener; los ídolos que hemos de adorar; los productos que hemos de comprar para consumir. Por otra parte, nuestra vida está cada vez más agitada y dispersa. En medio del ruido, la agitación y el aturdimiento es difícil escuchar a Dios.

            Entrar dentro de sí mismo significa, además, profundizar. Son muchos los que caminan por la vida sin meta ni objetivo, empobrecidos por una nerviosa actividad, luchando por romper la monotonía diaria con diversiones de todo tipo, sin saber exactamente lo que quieren. Necesitamos ahondar más en nosotros mismos, descender al centro de nuestro ser. Alguna vez hemos de preguntarnos para qué vivimos; qué buscamos; qué esperamos, dejando para más tarde otras preguntas: cuánto ganaremos; cómo disfrutaremos; qué utilidad obtendremos.

            2. Salir de sí mismo. Otra actitud para encontrar a Dios es salir de sí mismo. Salimos de nosotros mismos, cuando amamos de verdad, con fidelidad y ternura. Amar nos aproxima a Dios que es amor: “Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios…, porque Dios es amor (1 Jn 4, 4-7). Cuando amamos, “practicamos a Dios” y nos adentramos en Él.

            Salimos de nosotros mismos, cuando pasamos de la servidumbre del propio yo al servicio a los demás. La actitud de servicio generoso nos puede liberar del endurecimiento interior, de la apatía y disponernos más fácilmente a acoger al Padre de todos los hombres.

            Salimos de nosotros mismos, cuando el amor se traduce en proximidad, solidaridad y compromiso con los pobres. Con frecuencia, nuestros días vienen y van, y nosotros seguimos encerrados en nuestro pequeño mundo, sordos a los clamores y los sufrimientos de los pobres y ajenos a sus sufrimientos.

            En definitiva, lo importante para el encuentro con Dios es estar abierto, ponerse al alcance de Dios, desear su presencia, romper las barreras y acoger su visitaen los hermanos.

We use cookies
Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas este portal web que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.