Cartas del Padre Pedro IV. Creo en la Iglesia, (13-7-2025)

Cartas del padre Pedro

Creo en la Iglesia

                                                                                                                       + P. Pedro Aguado. Obispo de Jaca

Queridos hermanos y hermanas:

Sigo adelante con claves del Credo de nuestra fe. CREO EN LA IGLESIA, que es una, santa, católica y apostólica. Este es uno de los puntos del Credo que es, en ocasiones, difícil de vivir por los cristianos. No hablo de los que no son cristianos, porque en ellos está muy claro que no lo pueden hacer. Pero hemos de reconocer que para muchos cristianos no es fácil “creer en la Iglesia”, sobre todo cuando contemplamos tantas cosas que nos desaniman, nos desconciertan y, en ocasiones, nos escandalizan.

No creemos en la Iglesia del mismo modo en que creemos en Cristo Jesús, el Señor. Lo que creemos es que la Iglesia es el espacio humano y familiar desde el que creemos, porque nuestra fe es, esencialmente, comunitaria. Por eso creemos en la Iglesia, desde la Iglesia, formando parte de la comunidad.

Y lo que más nos ayuda en el camino es que la Iglesia sea, en verdad, lo que decimos en el Credo. Nos ayuda que sea una. No queremos una Iglesia uniforme, sino unida. No queremos una Iglesia en la que sólo se sientan bien algunos “elegidos”, sino una Iglesia que expresa comunión. Leyendo la narración del libro de los Hechos, es muy bello contemplar la diversidad que provoca el Espíritu, y la armonía desde la que esa diversidad es vivida en clave de comunión. Sólo la apertura al Espíritu Santo puede provocar la unidad desde la multiplicidad y la pluralidad. Sólo Él puede provocar la “armonía de la diferencia”. Como decía

san Ambrosio, en un precioso oxímoron, lo que vivieron los discípulos fue la “sobria embriaguez del Espíritu (Hechos 2, 13)”. Creemos en la Iglesia porque es una.

Y porque es santa. Es decir, porque busca vivir según el querer de Dios. Esta es la santidad: hacer las cosas “como Dios manda”, según los criterios del Evangelio. Por eso fortalece nuestra fe una Iglesia fraterna, humilde, misionera, sinodal, preocupada por los pobres, cuidadosa de los niños, generadora de vida. Esta es la voluntad de Dios. Queremos una Iglesia que nos ayude en el camino de santidad

Creemos en una Iglesia que busca ser católica. La catolicidad no es una señal diferenciadora, sino una aspiración de universalidad. La Iglesia está llamada a ser católica construyendo la comunidad para todos. El papa León nos explicó cómo hacerlo: siendo un pequeño y humilde fermento de comunión.

Creemos en una Iglesia apostólica. Los apóstoles de Jesús constituyen el germen de la Iglesia, y durante toda la historia posterior hemos seguido construyendo Iglesia apostólica. Desde el papa, sucesor de Pedro; los obispos, sucesores de los apóstoles; los jóvenes, sucesores de Marcos, de Timoteo y del joven del capítulo 10 de Marcos que no se atrevió a seguir a Jesús, pero sí a hacerle la mejor de las preguntas; los ancianos, sucesores de Simeón y Ana; las mujeres, sucesoras de Magdalena y tantas otras mujeres formidables que construyeron Iglesia con Jesús; los mártires, sucesores de Lorenzo y Esteban... Todos somos

sucesores de una experiencia central: Cristo es el Señor. Y todos tenemos una Madre que nos acompaña y ampara: María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, desde la que creemos.

Gracias por vuestra ayuda y que Dios os bendiga.

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