Cartas del padre Pedro (XIV): Maestro, ¿qué tengo que hacer para encontrar vida eterna? 2 (9-11-2025)

Cartas del padre Pedro (XIV): Maestro, ¿qué tengo que hacer para encontrar vida eterna? 2 (9-11-2025)

P. Pedro Aguado Cuesta, Obispo de Huesca y de Jaca

Continúo pensando en nuestra Pastoral con Jóvenes a la luz del encuentro de Jesús con Zaqueo. Intentaba ver quién era Jesús, pero no era fácil, a causa del gentío. El deseo de Zaqueo de encontrar a Jesús es dificultado por “la multitud”. ¿Quién podría ser hoy esa multitud? ¿Podemos ser incluso nosotros? Tal vez debiéramos pensar qué hay en nosotros, en nuestra forma de vida, en el modo en el que llevamos adelante nuestra misión, que impide al joven encontrar a Jesús, descubrirle a través de nosotros. ¿Cómo vivimos? ¿Cómo nos ven?

¿No ocurre en demasiadas ocasiones que los jóvenes ven lo que hacemos, pero no la razón por lo que lo hacemos? Lo que los jóvenes necesitan de nosotros, lo que desean saber, lo que ansían, es si nosotros tenemos una relación con el Dios vivo y cómo esa relación impacta nuestra vida, nuestras opciones, nuestras decisiones. Lo que necesitan es testimonio. Y eso ha sido siempre así.

En una reunión con jóvenes en la que estábamos pensando algunas preguntas del Sínodo de los Jóvenes, un muchacho me dijo algo parecido a esto: “Padre, lo que nosotros necesitamos de ustedes no es sólo que nos escuchen o que nos ayuden con sus reflexiones y consejos. Lo que de verdad necesitamos es ver en ustedes que, a cualquier edad, se puede

seguir entusiasmado con el encuentro con Jesús y con la vocación que, de jóvenes, recibieron de Él. Lo demás, ya lo conseguiremos por nuestros medios; podemos hacerlo”. Sigo pensando que este muchacho dio en el clavo.

Entonces, Zaqueo se subió a un sicómoro para verlo, pues Jesús iba a pasar por allí. Ese sicómoro me hace pensar mucho. Pienso en nuestras parroquias, en nuestros procesos pastorales, en nuestras cofradías, en nuestros dinamismos. Y me pregunto si la Iglesia es hoy un sicómoro para los jóvenes, si les ofrecemos una atalaya desde la que puedan mirar las cosas de otra manera, descubriéndolo que de verdad tiene valor en medio de tantas cosas superfluas que otros les venden.

Pienso que tenemos que trabajar mucho para construir un clima comunitario y pastoral donde los jóvenes puedan compartir su fe y abrirse a los dinamismos de conversión que ésta provoca.

Sigo dando vueltas al sicómoro. Me atrevo a hacer la misma pregunta de otra manera: los jóvenes que viven su fe de modo comprometido y vocacional, ¿son un sicómoro para los sacerdotes, para los catequistas, para las comunidades, para los educadores? Yo estoy aprendiendo mucho de los jóvenes que voy conociendo. ¿Qué estamos aprendiendo de los jóvenes, de sus búsquedas y propuestas? Gracias por vuestra ayuda y que Dios os bendiga.

We use cookies
Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas este portal web que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.