Bendito el que viene en nombre del Señor (9-1-2011)
Bendito quien viene en el nombre del Señor
Queridos hermanos y amigos: Paz y Bien.
Ya estaba en máquinas mi carta anterior cuando nos llegó la noticia del nombramiento del nuevo Obispo para las Diócesis de Huesca y de Jaca: Mons. D. Julián Ruiz Martorell. Aunque ya le dediqué unas palabras de bienvenida, quiero escribir esta carta semanal expresando la acogida que en mi nombre y en el de todas nuestras comunidades cristianas y realidades diocesanas ya le brindé. Huesca y Jaca, lógicamente, son las directamente afectadas por esta noticia. Pero también lo es Oviedo, como bien saben en Asturias, que esperaban con ganas que finalmente se resolviera esta situación de Sede Vacante de las Diócesis hermanas del Altoaragón.
Desde el pasado 30 de enero en que comencé mi ministerio como Arzobispo de Oviedo ha habido un tiempo de pedir al Señor que nos diera un nuevo Obispo según su Corazón. Ha sido una temporada de espera y esperanza, en la que como Administrador Apostólico he contado con la fiel colaboración de los dos Vicarios Generales de Huesca y de Jaca, D. Nicolás López Congosto y D. Fernando Jarne Jarne, respectivamente. Del mismo modo, han sido muchos los sacerdotes, las comunidades de vida consagrada y los fieles cristianos laicos, cada uno en su lugar y misión dentro de la Iglesia, que han pedido al Señor esta gracia, mientras seguían atendiendo los servicios propios eclesiales en estas dos diócesis altoaragonesas. Por todo ello, una vez más y como si fuera la vez primera, me surge del corazón la gratitud a todos no sólo por cuanto hemos podido realizar con la ayuda del Señor en los seis años de mi ministerio episcopal pleno en estas dos queridas Diócesis, sino también durante este especial período de Sede Vacante.
A D. Julián, sacerdote nacido en Cuenca y perteneciente al presbiterio zaragozano, desde estos primeros instantes le abrimos los corazones reconociéndole como el don con el que Dios nos bendice respondiendo a nuestras oraciones y a la solicitud de la Madre Iglesia por nuestras dos Diócesis. Los sacerdotes, los consagrados, los laicos, tantos hermanos y hermanas ya están pidiendo por él para que con su llegada los trabajos pastorales puedan recomenzar en su ritmo deseado. Un periodo de Sede Vacante siempre introduce lentitud, parón, acompasamiento en la vida de la comunidad cristiana. No es deseable que se prolongue mucho tiempo, y cuando finalmente se concluye, es un motivo de alegría y de esperanza.
Sin nostalgias ni celeridades, se abre una nueva página de nuestra Diócesis en la que el Señor quiere seguir escribiendo su historia con nosotros, sin párrafos contrariados ni contradictorios. Puede cambiar el modo de la escritura, pero no lo que Dios sigue narrando, que es a lo que debemos atenernos. Por eso, un cambio de Obispo es ocasión para ir a lo esencial: la historia de Dios en medio nuestro, con la Iglesia que nos acompaña, con la expectativa de nuestros niños y jóvenes, con el testimonio de nuestras familias cristianas, con la grande esperanza de nuestro seminario, con la entrega de nuestros sacerdotes y religiosos fieles, al lado de los que sufren por cualquier causa. La larga y hermosa historia cristiana de Jaca y de Huesca, describe en sus páginas los nombres de mártires, de vírgenes, de pastores, de santos varones y santas mujeres que han ido transmitiendo lo mejor que a su vez recibieron como la más preciosa herencia a sus hermanos. Pido a San Lorenzo, a Santa Orosia, y a nuestra Madre la Virgen del Pilar que ayuden a D. Julián en estos primeros pasos de su ministerio episcopal.
Con disponibilidad sincera y con nuestra oración ferviente, decimos al Obispo electo: sea de veras bienvenido. El Señor le dé la Paz y le bendiga con el Bien.
Recibid mi afecto y mi bendición.
+ Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
A.A. de Huesca y de Jaca
9 enero 2011