Te adoramos, oh Cristo y Te bendecimos, pues con tu Santa Cruz redimiste al mundo (3-7-2011).
¡TE ADORAMOS, OH CRISTO, Y TE BENDECIMOS,
PUES CON TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO!
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
La Cruz Peregrina, la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, y el Icono de María “Salus Populi Romani” han estado presentes entre nosotros.
Junto a estos dos grandes signos, hemos reconocido los sentimientos propios de Cristo Jesús, el cual “se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2,8).
Muchas personas, desde su situación de dolor esperanzado, de sufrimiento asumido, de situación vital angustiada han podido decir: “Estoy crucificado con Cristo: vivo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,19).
Hemos recordado las palabras dirigidas por el Santo Padre Benedicto XVI a los jóvenes: “Queridos amigos, la cruz a menudo nos da miedo, porque parece ser la negación de la vida. En realidad, es lo contrario. Es el "sí" de Dios al hombre, la expresión máxima de su amor y la fuente de donde mana la vida eterna. De hecho, del corazón de Jesús abierto en la cruz ha brotado la vida divina, siempre disponible para quien acepta mirar al Crucificado. Por eso, quiero invitaros a acoger la cruz de Jesús, signo del amor de Dios, como fuente de vida nueva”.
Junto a la Cruz Peregrina y al Icono de María han resonado en nuestros oídos las palabras del Señor: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14,6). Hemos percibido con mayor intensidad su voz cuando nos decía: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19,27). Y hemos acogido a la Madre entre nosotros.
Juntos, hemos vivido jornadas llenas de emoción. Han sido muchas las personas que han experimentado agradecimiento y admiración por Jesucristo, compromiso y responsabilidad por anunciar la Buena Nueva de la salvación, interna y filial devoción a la Madre de Dios.
Hemos meditado sobre el significado de las palabras de san Pablo de las que procede el lema de la próxima Jornada Mundial de la Juventud: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Col 2,7). Hemos contemplado la imagen del árbol, firmemente plantado en el suelo por medio de las raíces, que le dan estabilidad y alimento. Y la imagen de la casa, cuyos cimientos le aseguran solidez perdurable. Hemos suplicado para que nuestra fe sea firme, decidida, misionera.
Hemos contemplado la Cruz, pero la hemos sentido habitada y hemos experimentado el cumplimiento de la profecía: “Mirarán al que traspasaron” (Jn 19,37; Zac 12,10). Y hemos vivido personalmente el poder de atracción del Señor que nos dice: “cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32).
Benedicto XVI ha dicho a los jóvenes: “Queridos amigos, os reitero la invitación a asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Con profunda alegría, os espero a cada uno personalmente. (…) Queridos jóvenes, la Iglesia cuenta con vosotros. Necesita vuestra fe viva, vuestra caridad creativa y el dinamismo de vuestra esperanza. Vuestra presencia renueva la Iglesia, la rejuvenece y le da un nuevo impulso. Por ello, las Jornadas Mundiales de la Juventudson una gracia no sólo para vosotros, sino para todo el Pueblo de Dios”.
Cristiano es el que sigue a Cristo llevando la cruz de la vida con amor y como expresión del servicio a los demás.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+ Julián Ruiz Martorell, obsipo de Huesca y de Jaca