El Año de la Fe -I- (23-9-2012)
EL AÑO DE LA FE (I)
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Muchas personas, entre inquietas y expectantes, se preguntan sobre el significado y el alcance del “Año de la fe”. La respuesta más clara la encontramos en la Carta Apostólica “Porta fidei” del Papa Benedicto XVI, de la que recogemos algunas afirmaciones, que presentaremos en dos semanas:
1) La puerta de la fe está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma.Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida.
2) Profesar la fe en la Trinidad equivale a creer en un solo Dios que es Amor: el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.
3) Es preciso redescubrir el camino de la fe, para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo.
4) El Año de la fe, que comenzará el 11 de octubre (cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica), y terminará el 24 de noviembre de 2013 (solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo) será un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe.
5) La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes. Los cristianos estamos llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señornos dejó.
6) El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. La Iglesia busca sin cesar la conversión y la renovación.
7) La “fe que actúa por el amor” (Gal 5,6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre.
8) Hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe.
9) Para rememorar el don precioso de la fe, hay que intensificar la reflexión sobre la misma fe, para ayudar a los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa.
10) En este Año, las comunidades religiosas, así como lasparroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo.
11) El Año de la fe ha de suscitar en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza.
12) Se ha de intensificar la celebración de la fe en la liturgia, especialmente en la Eucaristía, cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y fuente de donde mana toda su fuerza.
13) Es preciso redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada.
14) Es necesario comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. Existe una unidad profunda entre el acto en el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispod e Jaca y de Huesca