Comentario evangélico. Domingo 2 Cuaresma, ciclo C.
El éxodo consumado
“Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”. Y si nosotros, que somos otros Cristos, oramos, nuestro rostro se transfigurará. ¡Qué necesario es esto! Basta ya de caras inexpresivas, tristes, rabiosas. Basta ya de muecas: es hora de que nuestro rostro muestre lo que somos, que somos hijos de Dios.
La oración -la de Cuaresma y la de todo tiempo- es un cara a cara entre el hijo y el Padre. “Muéstranos tu rostro”, le decimos. Y, cuando nos lo muestra, envuelto en la nube del misterio y de la gloria, resplandecemos radiantes, llenos de brillo. Nuestro rostro se volverá pura transparencia de espíritu y nuestro cuerpo se revelará como materia llamada a resucitar. Pero la oración, como la vida cristiana, como la Cuaresma, es un éxodo. ¡Qué buena la traducción de los nuevos leccionarios de la misa! Ya no se dice “hablaban de su muerte”, sino “hablaban de su éxodo”. Y, ¿qué es un éxodo? El diccionario de nuestra lengua dice que es la emigración de un pueblo y no es mala definición. No es mala definición para los que hemos nacido en el tiempo de la iglesia, después de la muerte y la resurrección del Señor. Pensemos: por el bautismo, misteriosamente, soy hecho miembro de Cristo y esto es posible por su ofrenda redentora al Padre, que comienza con la Encarnación y culmina con su Pascua; de manera que “su éxodo, que él iba a consumar a Jerusalén” es mi éxodo que, con él, por él y en él, yo voy cumpliendo en mi vida de cristiano como miembro de su cuerpo.
La consumación del éxodo de Jesucristo en mi vida es de naturaleza sacramental: acontece en la actualización de sus misterios en los sacramentos que, históricamente, se dan en el tiempo y, místicamente, en el circulus anni, en el año cristiano. Estos eventos de gracia son acogidos capilarmente por la vida de oración -que nos transfigura- y son llevado al mundo por el apostolado -que transfigura al mundo-. Sacramentos, oración y apostolado, con María, puerta de la Misericordia, son nuestro éxodo.
José Antonio Calvo Gracias