Comentario al evangelio. Corpus Christi, ciclo A

La Eucaristía está íntimamente unida al amor. “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo”

CUALIDADES DEL AUTÉNTICO AMOR:

1.- El amor no se va. El amor se queda.

Los enamorados apuran todo el tiempo que pueden estar juntos. Y, cuando se separan, se llevan en el corazón las palabras, los signos de afecto, el recuerdo de aquellos momentos bonitos. La madre que lleva a su hijo al hospital no se separa del hijo hasta que no la echan o le dan el alta. Se dice, con mucha razón, que estamos más cerca donde amamos que donde vivimos. A miles de kilómetros de distancia podemos estar muy unidos. Estando muy juntos, podemos estar muy distantes… (Matrimonios que se llevan mal). El amor tiene tanta fuerza que ni la muerte puede con él. Nos arrebata a la persona que tanto amamos, pero no puede arrebatarnos su cariño. Jesús, como era Dios, inventó la manera de quedarse siempre con nosotros a pesar de irse definitivamente al cielo. Eso es el Sacramento de la Eucaristía. Se quedó para estar con nosotros, para ayudarnos, para consolarnos, para alimentarnos, para abrazarnos íntimamente. Siempre que celebramos este Sacramento le hacemos presente y recordamos todo lo que nos amó.

2.- El amor da y se da.

Es el día de la Caridad. Es el día en que recordamos que nadie debe ser extraño ni forastero en la gran familia humana. En este día el Señor nos pone en guardia frente a las excusas de siempre. Las que dieron los discípulos a Jesús cuando les dijo que les dieran ellos de comer a la gente en el desierto: Manda que se vayan…  En esto no hemos avanzado. Los pobres, los emigrantes, los descartados…nos estorban.  El amor consiste también en darse. En esa bonita parábola del Samaritano, éste dio lo que tenía: el aceite, el vinagre, el dinero… Pero ¿Qué hubiera pasado si sólo hubiera dado eso? Que aquel que estaba tendido en el suelo se hubiera quedado con el aceite, el vinagre, y la cartera, pero se hubiera muerto. Tuvo que ser Él quien lo montara a caballo, lo llevara al posadero, se preocupara personalmente de él. El amor no es estático, sino dinámico. El corazón tiene la función de enviar constantemente al organismo sangre arterial, roja, purificada.  En el momento que deja de cumplir su función, se para y se muere. 

3.- El amor se manifiesta.

Y éste es el sentido de la procesión. Jesús hoy sale por las calles y las plazas del pueblo para bendecir a todos: a los niños, a los mayores; a los sanos, a los enfermos; a los que creen y a los que no creen; a los que le adoran y a los que blasfeman contra Él. El Señor sólo sabe amar. Por eso manda la lluvia y el sol sobre buenos y malos.  A este derroche de amor sólo se puede contestar con amor. Y eso es lo que nosotros hubiéramos hecho si no hubiera sido por la pandemia del “corona-virus”:  manifestar nuestro amor con las flores de los niños inocentes que han hecho su primera comunión. Las flores son besos en la distancia. Hoy la Misa es completa. No decimos !Podéis ir en paz! Continuamos en una procesión. A este respecto son bonitas las palabras del Papa Benedicto: El paso de la Eucaristía «entre las casas y por las calles de nuestra ciudad», explicó el Papa Benedicto XVI, es «para quienes viven en ellas una oferta de alegría, de vida inmortal, de paz y de amor». De este modo, dijo, la Iglesia quiere «llevar idealmente al Señor Jesús por todas las calles y barrios de Roma».  Con este gesto el Papa quiso sumergir a Cristo «en la cotidianidad de nuestra vida para que Él camine donde nosotros caminamos, para que viva donde vivimos», según había dicho en la homilía

Iglesia en Aragón

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