Comentario a las lecturas. Domingo 3º Ordinario, ciclo A.

1.- Reino de los cielos.

      Es un modo de hablar de los judíos y significa Reino de Dios, o mejor, reinado de Dios. Jesús nos viene a decir que Dios no está de acuerdo con la manera de reinar los hombres y presenta un programa con otra alternativa. Y a este nuevo programa traído por Jesús, la primera comunidad cristiana le dio el nombre de Evangelio, es decir, Buena Noticia. En Jesús podemos encontrar algo nuevo y bueno. Es la experiencia de los primeros discípulos con Jesús. Jesús nos habla de un Padre maravilloso que nos ama y se preocupa de nosotros. Ya no estamos solos y perdidos en la vida. En Jesús aprendemos a ser hermanos y en esta fraternidad vivida y disfrutada está la alegría y la fiesta de la vida. El poder del mal es fuerte, pero hay Alguien más fuerte y lo ha derrotado. Al final triunfará el bien. A mí me hace bien poder hacer mi recorrido por este mundo sintiéndome acogido, perdonado y salvado por el Dios revelado en Jesús. Y, sobre todo, me llena de gozo el pensar que esta nueva manera de vivir sólo es un ensayo de la fiesta que no acabará nunca.


2.- Convertíos. 

     No significa solamente dejar de hacer el mal sino VOLVED A DIOS. Volver a Dios es  iniciar un camino de retorno hacia aquella situación privilegiada de la que nunca debiera haber salido: Dios como fuente de alegría, de paz, de felicidad. Un Dios que siempre me ofrece nuevas posibilidades. Esta consignadel evangelio, más que un simple consejo, debe convertirse, en nuestros días, en un grito angustioso  para esta nuestra  Europa que, en la práctica,  ha optado por ausentarse de Dios.  El hombre, como el árbol, necesita de la profundidad de las raíces y de la inmensidad de los cielos para mantenerse en pie. Hoy se cumplen las palabras de A.  Machado: “Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber. Lo peor es que no sabemos para qué sirve la sed”. Esa sed de trascendencia, de plenitud, de felicidad que todos sentimos en lo más íntimo de nuestro ser, nuestra sociedad actual la ha ahogado, hasta el punto de no saber ya para qué sirve.


3.- Os haré pescadores de hombres. 

     ¿Qué es el hombre? Esta es la pregunta que se hace el salmista cuando el hombre, en medio de una noche serena, contempla un cielo estrellado. Y ya, por el hecho de preguntar, el autor del salmo 8 está dando la respuesta. Sólo el hombre, en medio de la creación, puede hacer preguntas: preguntar por tanta grandeza y tanta belleza.  Pero la pregunta queda ahí en suspenso. Tendrá que pasar mucho tiempo hasta la venida de Jesús y entonces se dará la respuesta auténtica y definitiva. El hombre, el hombre cabal, el hombre auténtico es Jesús, modelo de todo hombre. Cuando Jesús llama a los apóstoles, les encomienda una tarea maravillosa: pescar hombres,  hacer que cada persona humana viva en plenitud, se realice plenamente como persona; sea lo que está llamada a ser y no se vaya de este mundo con una vida a medio llenar.

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