Comentario evangélico. Domingo 3 B Ordinario.

        Quiere contar contigo.
        Estamos en los inicios de su ministerio público y Jesús no quiere llevarlo a cabo en solitario, por eso va a llamar a unas personas para que le ayuden en esta tarea. Desde este punto de vista este evangelio se sitúa en continuidad con el de la semana pasada donde el evangelista Juan nos relataba cómo Jesús llamó a sus primeros discípulos.  Hoy el evangelio de Marcos nos relata la misma escena: aparece, de nuevo, Jesús llamando a sus cuatro primeros colaboradores.  Veámoslo con detalle:
         El inicio de la actividad de Jesús viene marcado por el arresto de Juan el Bautista. De alguna forma el tiempo del precursor ya ha expirado. Ahora es el tiempo de Jesús que empezará su predicación en Galilea. Sí, allí está Nazaret su pueblo, pero Galilea además era la provincia más deprimida, marginal y pobre de Israel.  Jesús no empieza predicando en la corte de Jerusalén. Desde el principio se sitúa con los últimos, con los más pobres.  Su mensaje es que no hay tiempo que perder.  El verbo griego de esta frase está en tiempo perfecto, su traducción más fiel sería “el reino de Dios se ha acercado”.   No hay que esperar un futuro en el que Dios se hará presente en nuestras vidas. Él, Dios, ya está aquí.  Dios se ha hecho ya presente en nuestras vidas, por tanto, la invitación de Jesús es una vuelta a Dios.  Dejar todo lo que nos aparte de Él para poder entrar en comunión con Él.  Esa “vuelta” a Dios en el lenguaje bíblico se expresa así: convertirse y creer en  Dios.
        A continuación, nos encontramos la llamada de Jesús a sus primeros colaboradores, que eran pescadores, gente de Galilea, sencilla y trabajadora.  Jesús no se anda con rodeos y les formula una invitación directa, formulada en imperativo.  La causa de Jesús se puede aceptar o rechazar, pero no admite titubeos.   No sabemos bien si aquellos hombres, en ese momento, alcanzaron a comprender completamente las repercusiones de tal invitación, no sabemos si entendieron bien eso de “ser pescadores de hombres”.  Pero el caso es que se fiaron de Jesús y aceptaron.  Hay un detalle gramatical del texto que hace admirable la respuesta de estos pescadores.  Es un simple adverbio griego (euzús) que se traduce por inmediatamente, al instante.  Jesús llama y ellos, al instante, dejándolo todo respondieron y siguieron a Jesús. Al final del texto, otra preposición griega (opiso) nos da otro matiz del seguimiento. La traducción literal sería “se marcharon detrás de Él”.  Seguir a Jesús no es ir delante de Él, sino detrás de Él, para aprender de su Palabra, de su vida, de su forma de actuar, de curar, de acoger… el cristiano es el que va “detrás” de Jesús.
        Jesús necesita colaboradores para que la Buena Noticia se siga anunciando porque entre nosotros hay muchos hermanos que sufren, que están desalentados.   El Señor llama para la misión.  Para que colaboremos con Él, para aportar Luz a este mundo.
       ¿Quieres colaborar?


Rubén Ruiz Silleras.
 

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