Comentario evangélico. Domingo 21 B Ordinario.

El evangelio señala que muchos discípulos abandonaron a Jesús. Y que él se dirigió a los Doce preguntando: “¿También vosotros queréis marcharos?” Jesús, hijo de María, interpela a los suyos como Josué, hijo de Nun interpelara a los hebreos. En ambos casos se plantea la opción fundamental. Ahora es Pedro quien responde con una doble confesión:
“Señor ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”. En medio de la algarabía de las palabras de los hombres, habla el que es la Palabra misma de Dios. Entre tantas palabras efímeras y enfermizas,  las palabras de Jesús brotan de la vida sin principio y llevan a la vida sin final.
“Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”. En el mundo de hoy se establece con frecuencia un abismo entre el saber y el creer, entre la ciencia y la fe. El apóstol de Jesucristo sabe y cree que Jesús es el Mesías. Del enviado de Dios  proviene la posibilidad de la realización integral del hombre y de lo humano.
Señor Jesús, te reconocemos como el Mensajero y el Mensaje último y definitivo de Dios sobre Dios mismo y sobre el hombre. Optar por ti significa acertar con el sentido de la existencia. Porque tú eres el Santo y el Salvador. Bendito seas por siempre. Amén.

José-Román Flecha

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