Comentario evangélico. Domingo 30 B Ordinario.

Domingo XXX del Tiempo ordinario, 28 de octubre de 2012.  Marcos 10,46-52. Ciclo B.

LUCHAR para llegar hasta Jesús.

Quizás pueda sorprender un poco el título que lleva este comentario.  Rezando el texto del evangelio y fijándome en la figura de Bartimeo ha resultado este encabezamiento.  Lógicamente utilizó el verbo “luchar” en un sentido positivo, se trata de centrar nuestra atención en el ciego y ser conscientes de cuántas barreras ha tenido que vencer para llegar hasta Jesús.  Solamente cuando uno en esta vida está convencido de algo y lo desea fervientemente estará dispuesto a realizar cualquier esfuerzo para conseguir el objetivo propuesto.  Por eso este hombre sencillo de Jericó se nos presenta como un estupendo modelo a imitar porque supo vencer varias dificultades hasta poder encontrarse con Jesús.  Veámoslo.
La ceguera física de Bartimeo no solo suponía una grave limitación física en su vida sino que, en aquella época, la ceguera era también motivo de exclusión de la sociedad judía, pues los judíos se consideraban “puros” y sin defecto. Por eso el evangelio nos relata que Bartimeo está “al borde del camino”.  Esta es la primera barrera que Bartimeo vencerá, él no se siente más indigno o pecador que los otros, él necesita que Jesús se fije en él para que le cure completamente. Bartimeo grita una primera vez para llamar la atención de Jesús cuando se entera que está pasando por el camino.  La reacción no se hace esperar.  “Muchos” le regañaban y le pedían que se callara.  ¿Quién te crees que eres tú para molestar al maestro? Esta actitud de los vecinos de Bartimeo será la segunda barrera que nuestro ciego superará.  Podría haberse venido abajo ante esta regañina, pero nuestro ciego no se deja amedrentar, lo que está en juego es su propia vida.  Por eso vuelve a gritar a Jesús. Y en esta ocasión es el propio Jesús quien responde. Se detiene y manda llamarlo.
La secuencia de los tres verbos siguientes, que describen la reacción del ciego ante la invitación de Jesús, es preciosa: soltó, saltó y se acercó.   El ciego soltó el manto que hasta ahora era su seguridad, le servía para protegerse del frío, para dormir.  Quien ha encontrado a Jesús no necesita muchas seguridades materiales.  Dio un salto, quien ha experimentado alcanzar una meta largamente soñada sabe bien la alegría que esto produce.  El salto del ciego bien podría ser la señal de esa alegría profunda que ha producido en él la invitación de Jesús.  Y por último, se acercó.  Nadie puede enamorarse de Dios si no se acerca a Él. Este acercamiento es signo de la vida de Bartimeo que se confía totalmente a Jesús.
Ahora por fin, ante Jesús Bartimeo suplica la vista. Jesús le concede la iluminación completa: la de sus ojos y la de su corazón.  Por eso Bartimeo no le dará la espalda y se marchará ya viendo, sino que decidirá seguir a Jesús por el camino.  Ha encontrado la Luz que da sentido a su vida. Y para conseguir este objetivo merece la pena luchar para superar cualquier dificultad.

Rubén Ruiz Silleras.

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