Diciembre 2013. Nacimiento (Frontal de altar de Iguácel)

s. XIII. Pintura al temple sobre madera de pino

Este mes, por la proximidad de las fiestas navideñas, os queremos mostrar la escena del Nacimiento del frontal de altar procedente de la ermita de Santa María de Iguácel. Esta pieza fue dada a conocer a la comunidad científica en 1928 por el profesor norteamericano A. Kinsgley Porter, aunque poco tiempo después se dio por desaparecida hasta que fue redescubierta de modo fortuito durante las obras de restauración del templo realizadas en 1977. El motivo de su desaparición y posterior hallazgo fue que el frontal había sido escondido vuelto del revés en la zona del presbiterio y se utilizaba como tarima del suelo, lo que produjo importantes pérdidas en el registro inferior.

El frontal de Iguácel representa ocho escenas dedicadas a la vida de la Virgen María desde la Anunciación hasta la Asunción, distribuidas en dos registros horizontales. El ángulo superior derecho lo ocupa el Nacimiento de Jesús, representado siguiendo la estética bizantina, según la cual la composición se sitúa bajo un entorno montañoso inspirado en la gruta subterránea que citan los Evangelios apócrifos, además aparecen numerosos personajes como los ángeles, los pastores y las comadronas, Zelomí y Salomé, que testificaron la virginidad de María. La Virgen aparece tumbada en un lecho, de espaldas al Niño y con expresión melancólica lo que tradicionalmente se ha explicado como expresión del parto con dolor y de su naturaleza humana, mientras que San José se encuentra en un lugar secundario, apartado de la escena y adormilado o pensativo.

Sin embargo, a partir de los siglos XIV – XV se cambia este modelo oriental de representar el Nacimiento por el occidental en el que la cueva da paso a un establo y en contraposición a la multitud de personajes que componían la escena anterior, la atención se centra en la Sagrada Familia mostrando a la Virgen y San José arrodillados y con las manos juntas contemplando la divinidad de su Hijo, es decir se sustituye la representación del parto por la adoración del Niño.

¿TE HAS FIJADO EN...?

El Niño aparece en el interior del pesebre con el cuerpo completamente fajado. El hecho de fajarlo tendría que ver con la costumbre de vendar a los recién nacidos por espacio de cuarenta o sesenta días a fin de proteger su frágil cuerpo de fracturas y golpes y, por otro lado, derivaría del deseo de establecer un paralelismo entre el nacimiento y la muerte de Cristo, de modo que el Niño fajado en el pesebre se pone en paralelo con Cristo amortajado en el sepulcro.

Pieza del mes en www.youtube.com/museojaca 

frontal iguacel

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