Febrero 2018. Capitel de la Burra de Balaam.
Románico. Finales siglo XI – principios del XII.
Escultura en piedra.
Procede de la Catedral de Jaca.
Aunque ya ha pasado el tiempo de hablar de los animales más sonados de la cristiandad, la mula y el buey, este mes queremos hablaros de otro que ocupa un lugar destacado en la catedral de Jaca. Se trata de la burra de Balaam, cuya historia se representa en un capitel románico al que da nombre. Este se encuentra situado en la portada sur, soportando el dintel de la puerta junto con su gemelo, el capitel del Sacrificio de Isaac. Ambas piezas fueron realizadas en una de las últimas etapas constructivas del templo, hacia 1093-1094, y por sus características formales se han atribuido a las manos del Maestro de Jaca.
La escena que se desarrolla en el capitel se recoge en Números, 22-24. Este pasaje veterotestamentario relata como el adivino Balaam fue enviado por Balak, rey de Moab, para maldecir a los israelitas que se habían asentado en su reino. Ya de camino, la burra en la que montaba no quiso continuar al encontrarse con un ángel enviado por Dios que Balaam no podía ver, por lo que este la azotó repetidas veces para que retomase la marcha. Finalmente, Dios le dio voz al animal para que suplicase clemencia e hizo ver a Balaam que se hallaba ante un ángel. Tras esta visión, el adivino reconvertido cambió su misión por el propósito de bendecir a los israelitas.
El Maestro de Jaca plasma este relato con su estilo habitual, que se deja notar en los abundantes pliegues de las vestimentas, la esbeltez de los personajes y el naturalismo clasicista del que es ejemplo el animal. Los dos lados visibles de la piedra, encajada en el acceso sur, están totalmente cubiertos de decoración vegetal y figurativa. En la cara interna del capitel, junto a la puerta, se encuentra Balaam montado sobre el animal, agarrando sus bridas y golpeándolo con una vara. La burra asoma el hocico al otro lado del capitel, donde advierte al mensajero divino que la hace detenerse, el cual sujeta su manto con la mano izquierda mientras con la derecha blande una espada.
El sentido del este capitel se ha interpretado en conjunto con el del Sacrificio de Isaac. En ambos, un ángel enviado por Dios cambia el destino de los protagonistas, por lo que podrían estar aludiendo al poder omnibenevolente del Señor. Sin embargo, ya desde el siglo II algunos teólogos concebían a la burra de Balaam como una referencia al alma de los fieles, que han de aceptar humildemente ser cabalgados por Cristo.
¿Sabías que…?
El tema de la burra de Balaam apareció representado por primera vez en el siglo IV, pero en los siglos XI y XII volvería a ponerse de moda por el deseo de la Reforma Gregoriana de retomar los principios e imágenes de la primera Iglesia cristiana. Su presencia en Jaca podría deberse a que Sancho Ramírez fue vasallo del papa Alejandro II, uno de los primeros impulsores de esta reforma, y de esta manera el monarca demostraba su adhesión al papado.