La catequesis con adolescentes (26-10-2014).

LA CATEQUESIS CON ADOLESCENTES

      Queridos hermanos en el Señor:  Os deseo gracia y paz.

       El capítulo V de la Exhortación apostólica “Catechesi Tradendae” de san Juan Pablo II se titula “Todos tienen necesidad de la catequesis”. El número 38 está dedicado a los adolescentes y en él se lee: “Es el momento del descubrimiento de sí mismo y del propio mundo interior, el momento de los proyectos generosos, momento en que brota el sentimiento del amor, así como los impulsos biológicos de la sexualidad, del deseo de estar juntos; momento de una alegría particularmente intensa, relacionada con el embriagador descubrimiento de la vida. Pero también es a menudo la edad de los interrogantes más profundos, de búsquedas angustiosas, incluso frustrantes, de desconfianza de los demás y de peligrosos repliegues sobre sí mismo; a veces también la edad de los primeros fracasos y de las primeras amarguras”. Por ello “la catequesis no puede ignorar esos aspectos fácilmente cambiantes de un período tan delicado de la vida”.  

      Los padres son los primeros educadores en la fe y su responsabilidad es esencial. El auténtico conocimiento de Jesucristo se promueve en la familia, a través del testimonio, con la oración en común, con las formas específicas de transmisión de la fe en la Iglesia doméstica. Pero la familia experimenta numerosas dificultades y pruebas, y muchos padres viven con ansiedad una gran frustración cuando se ven incapaces de animar a los hijos adolescentes en  el itinerario de su vida creyente.      

      También hay catequistas que no se consideran suficientemente preparados o cualificados para acompañar a determinados grupos en unas edades concretas. Se les agota la paciencia o valoran negativamente los exiguos resultados perceptibles.       

      Es reducido el número de niños que siguen participando en la catequesis después de haber recibido la Primera Comunión. Las etapas previas parecen agotar las fuerzas y la motivación para continuar después de la celebración del sacramento, que se vive como una tradición familiar o social.  En estas circunstancias especialmente complicadas san Juan Pablo II afirmaba que puede ser decisiva “una catequesis capaz de conducir al adolescente a una revisión de su propia vida y al diálogo, una catequesis que no ignore sus grandes temas, -la donación de sí mismo, la fe, el amor y su mediación que es la sexualidad-” (CT 38). En concreto, se trata de presentar a Jesucristo “como amigo, como guía y como modelo, admirable y sin embargo imitable” (CT 38). De esta forma es posible transmitir un mensaje que da respuesta a las cuestiones fundamentales que se plantean en este período de crecimiento.   El Catecismo “Testigos del Señor”, cuyos destinatarios son los niños entre 10 y 12 años y los adolescentes entre 12 y 14 años, es un excelente instrumento para profundizar en la fe recibida y para crecer en la vida cristiana, a través del encuentro con Jesucristo y de la vinculación con la Iglesia.     

      Con el Catecismo “Testigos del Señor” se puede responder al gran reto de alcanzar una primera síntesis de la fe y un proyecto de personalización en la fe.      

      Con la ayuda del Señor estamos en condiciones de trabajar con ilusión, conscientes de que lo que la Iglesia cree, celebra, vive y ora responde a las inquietudes más acuciantes y a los interrogantes más profundos de los niños y adolescentes. 

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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