Jornada Diocesana de Comienzo de Curso (13-9-2015)

JORNADA DIOCESANA DE COMIENZO DE CURSO

      Queridos hermanos en el Señor:  

      Os deseo gracia y paz.

      Se acerca el momento de celebrar la Jornada Diocesana de Comienzo de Curso. El Señor nos concede la gracia de encontrarnos, de escucharnos, de convivir, de programar, de reconocer que es Él quien impulsa y sostiene nuestras actividades, es Él quien orienta nuestro trabajo, es Él quien sostiene viva nuestra esperanza para no desanimarnos y es Él quien nos capacita, con la fuerza del Espíritu Santo, para ser sus testigos en esta etapa peculiar de la historia.  La Jornada Diocesana de Comienzo de Curso tiene diversas dimensiones y, a modo de síntesis, destaco tres. Viviremos una experiencia de sintonía, un esfuerzo de sincronía y una expresión de “simpatía”.  

        1) Una experiencia de sintonía. Los programas de radio o de televisión suelen tener una melodía con la que se marca el comienzo. La sintonía sirve para identificar el programa. Estamos dando los primeros pasos del nuevo curso pastoral y necesitamos un cuadro común de programación, unos objetivos y unas acciones que orienten y estimulen.  Delante de nosotros tenemos un amplio horizonte que está marcado por eventos y procesos muy relevantes: la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”; el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que será un tiempo eclesial propicio, para que se haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes; las orientaciones programáticas de la Exhortación apostólica “Evangelii gaudium”; la elaboración del próximo Plan Diocesano de Pastoral; el compromiso por el cuidado de la casa común que se nos propone en la encíclica “Laudato si`”; la primacía de la catequesis para garantizar la continuidad de los procesos de fe después de los sacramentos de Iniciación cristiana; la atención y el cuidado de todos los agentes de pastoral, especialmente ofreciéndoles una formación intensa y profunda; el ejercicio responsable de acogida y de interés fraterno por los alejados; la responsabilidad compartida ante el fenómeno migratorio; la necesidad de seguir atendiendo a las personas más necesitadas, etc.  

       2) Un esfuerzo de sincronía, es decir, de poner los relojes en hora, de perfilar en las agendas los acontecimientos más destacados, para evitar reduplicaciones, para conocer todo lo que se hace, cómo y dónde se realiza y quiénes son los responsables de llevarlo a cabo. Una vez sincronizados, con la ayuda del Señor, iremos realizando a lo largo del tiempo el proyecto que Él ha diseñado para nosotros, que es una historia de salvación.  

       3) Una expresión de “simpatía”, porque deseamos compartir las alegrías y los sufrimientos, los gozos y las esperanzas de toda la Diócesis. La simpatía no es solamente una cualidad que hace agradable el carácter, sino que, en su etimología, refleja una virtud que permite tener los mismos sentimientos, experimentar como propias las más profundas vivencias de los demás; en definitiva, compartir la vida y la misión.  Os animo a participar, a estar presentes y activos, a colaborar, a ofrecer lo mejor de cada cual, a valorar la Jornada, a señalar su prioridad sobre otras actividades registradas en vuestros calendarios.

     Os esperamos y agradecemos vuestro esfuerzo.

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.

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