¡Cobnfío en tí! (21-3-2013)
¡CONFÍO EN TI!
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El 21 de abril, cuarto domingo de Pascua, celebramos la 50 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Con este motivo, el Santo Padre Benedicto XVI escribió un Mensaje, titulado “Las vocaciones, signo de la esperanza fundada sobre la fe”, en el que recuerda las palabras pronunciadas por Pablo VI en 1964: “El problema del número suficiente de sacerdotes afecta de cerca a todos los fieles, no solo porque de él depende el futuro religioso de la sociedad cristiana, sino también porque este problema es el índice justo e inexorable de la vitalidad de fe y amor de cada comunidad parroquial y diocesana, y testimonio de la salud moral de las familias cristianas”.
Cada cuarto domingo de Pascua, la Iglesia, extendida por todo el mundo, eleva su oración al Señor para que nos conceda santas vocaciones, y toma viva y comprometida conciencia de la necesidad de dar urgente y generosa respuesta a la llamada de Dios.
La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones es un día de oración intensa y agradecida, y una oportunidad para reflexionar sobre nuestra propia vocación y sobre nuestra tarea específica en la vida y en la misión de la Iglesia.
Escribe Benedicto XVI en su Mensaje: “Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con nuestros deseos y nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive en la comunidad de discípulos que es la Iglesia, también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier momento. También ahora Jesús repite: "Ven y sígueme" (Mc 10, 21)”.
Añade: “Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con Él, para entrar en su voluntad. Es necesario, pues, crecer en la experiencia de fe, entendida como relación profunda con Jesús, como escucha interior de su voz, que resuena dentro de nosotros”.
Y nos exhorta: “La oración constante y profunda hace crecer la fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza para el mundo”.
Oramos por quienes han respondido a la llamada al sacerdocio, a la vida consagrada y a la misión, para que el Señor les renueve interiormente y los haga siempre evangelios vivientes, creyentes convencidos, testigos de esperanza y constructores de la civilización del amor.
Seguimos suplicando que el Señor envíe trabajadores a la mies de su Reino, de modo que quienes oyen la llamada respondan con gozo, apertura de corazón y disponibilidad generosa para caminar por los senderos de la misión evangelizadora de la Iglesia.
Las vocaciones son un signo de esperanza. Decía el Santo Padre Francisco en la Vigilia Pascual: “Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida!”.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca