Pausa de verano en la comunicación escrita (28-7-2013)

 

PAUSA DE VERANO EN LA COMUNICACIÓN ESCRITA            

      Queridos hermanos en el Señor:  

      Os deseo gracia y paz.

       Cada semana entramos en contacto con toda la Diócesis, y con la Iglesia que peregrina en Aragón, a través de este sencillo y eficaz medio de comunicación escrita.  Leyendo las páginas recibimos noticias, informaciones, imágenes, documentos, reflexiones, retazos de actualidad, proyectos, iniciativas, que configuran la vida y misión de la Iglesia.  Delante de nuestros ojos, y a través de lo que vemos y leemos, va discurriendo ante nosotros todo un manantial de vida, de actividad misionera y apostólica. Nos sentimos corresponsables, sujetos activos en la respuesta a la iniciativa de Dios que va construyendo nuestra identidad cristiana en el proyecto de la nueva evangelización.  Son muchas las personas que colaboran en este proyecto: los trabajadores de la empresa que pone los recursos humanos y técnicos para la realización semanal de este acontecimiento de comunicación; los responsables de la Diócesis que han de recoger, resumir, sistematizar el material y configurar la información; los sacerdotes y seglares que se responsabilizan del acceso a nuestros templos de las hojas; los repartidores que distribuyen los ejemplares para que llegue capilarmente a nuestros hogares.      

        Hay muchas actividades que no tienen suficiente difusión. Por ello, hemos de insistir en la necesidad de comunicar a todos los que a todos puede hacer bien. Incluso lo que nos parece más conocido y habitual puede encontrar su repercusión, o su breve recuerdo, en las páginas que cada semana leemos con interés.      

         En ocasiones basta con unas breves líneas para avanzar un proyecto, para presentar una realidad o para valorar un esfuerzo. No se trata de crear espacios de publicidad autocomplaciente. Es algo más sencillo y evangélico: poner al servicio de todos el esfuerzo coordinado de cada día.        

         El intercambio de información se convierte en auténtica comunicación; el compartir iniciativas consolida el aprecio y la fraternidad; el mutuo conocimiento sobre lo que se hace facilita el reconocimiento de lo que somos y el crecimiento de la comunión.        El significado y la eficacia de estas páginas escritas lo determinan la importancia y dignidad de las personas que viven desde la verdad y el bien, y, a la luz de la fe, siembran el presente y el futuro de esperanza y construyen la nueva civilización del amor.      

         Es de justicia dar gracias a todos los que colaboran generosamente, a todos los que trabajan responsablemente y a todos los que leen semanalmente. El compromiso conjunto hace posible la realización de este reflejo de nuestra palpitante realidad eclesial.      

        Ha llegado el momento de iniciar la pausa estival. Las actividades no se suprimen, pero su expresión escrita volverá en septiembre.       

       A todos, ¡muchas gracias!      

        Para todos: ¡feliz descanso!

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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